009

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Kenzi huía al ser correteada por Minnie, hasta que Kenzi subió a la cama y fue a los brazos de Lee. Minho comenzó a acariciar a la gatita y suspiró.

—Bien, estoy esperando.

—Ya te lo dije, solo conversábamos, yo me quería ir, inclusive Jisung lo vio conmigo y él escuchó que le dije a Jae que yo no quería hablar, solo lo hice para que me dejara tranquila, le hice saber que mi novio eras tú pero el verte con esa estúpida no ayudaba en nada, ¿sabes?

—Lo siento —susurró— No hice nada con ella, solo que... Al verte con él me enfurecí, dios, sabes cuánto te quiero y odio sentir pánico al escuchar su nombre, siento... Siento que me dejarás por él.

—¡¿Cómo puedes pensar eso?! ¿Acaso te he sido infiel? ¿Te he mentido alguna una vez?

—Yo... Yo... Min... —musitó— Lamento mucho todo esto, pero, te amo y... Bueno... Kiara... Me besó.

—¿Qué? Dijiste que no habías hecho nada.

—¡Yo no fui, lo juro! Solo que... Cuando ya estaba ebrio, ella se acercó a mi, y fue cuando Seungmin estaba hablando contigo, estaba adormilado, y bueno... Lo lamento.

—¿Y me estuviste culpando por solamente conversar? ¿En verdad? —reí— Jodete Lee.

Me levanté de la cama y me encerré en el baño, tenía tantas ganas de llorar.

Me levanté de la cama y me encerré en el baño, tenía tantas ganas de llorar

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Habían pasado una o dos semanas y aún así seguía sintiéndome derrotada.

Opté por no dirigirle la palabra a Lee, inclusive... Había hablado con Hwang para quedarme unos cuántos días en esa casa, y él no se negó a darme hospedaje.

Después de estos años, Hwang no era la misma persona arrogante, había logrado a comprenderme y lo consideraba un... Conocido cercano, al cuál podía expresarme sin censura, después de todo.. Él me conocía a la perfección.

—¿Quieres comer?

Negué la cabeza ante la pregunta de Lee, seguí acariciando a Kenzi y suspiré.

—Estoy bien.

—¿En verdad quieres terminar con nuestra relación?

—¿Acaso lo he mencionado? —lo miré, su cuerpo estaba recargado en el marco de la puerta, una camisa blanca cubría su torso y las mangas arremangadas hasta los codos, esa que alguna vez llegaba a utilizar después de que él llegara de trabajar y termináramos en la cama, tenía unos pantalones negros simples, su cabello estaba de lado dejando su frente al descubierto, maldición, como adoraba a este hombre— Por ahora no esta en mis planes —contesté simple— Te lo dije una vez y te lo vuelvo a repetir —me acerqué a su cuerpo y coloqué mi dedo índice en su pecho— Si me engañas una vez, quizás lo pueda pasar... Pero, si lo haces una segunda vez te jodes y te olvidas de mi –empujé su cuerpo haciéndolo retroceder un poco— Solo quiero irme unos días, así tú puedes pensar si en verdad te engañaría, iré con Hwang, ya que no tengo a otro lado a donde ir. Y te daré una semana en la que puedas estar solo, si la metes aquí será tu problema, recuerda que Kim y Han están a lado y aquí todo se sabe, inclusive si ellos no están sabré cada uno de tus movimientos. Y mientras tanto, piensa lo que quieras de mí.

Tomé la mochila. Que tenía prendas mías y me fui del departamento. Amarré mi cabello en una coleta alta y me coloqué los lentes de sol mientras caminaba hacia la casa de Hwang, que quedaba un tanto lejos de mi casa pero quería caminar y estar sola.

Tomé mi celular y miré a Lee por la cámara, y es que lo que había dicho era cierto, podía ver cada uno de sus movimientos debido a las cámaras que habíamos instalado en el departamento por orden de un juez, porque según para que estuviera más segura después de lo de Kim.

Crucé para ir hacia el parque y descansar unos minutos, me fije y no habían autos cerca de la acera, hasta que cuando estaba cruzando, un auto negro aceleró y pasó muy cerca de mi, de no ser porque corrí.

Maldición, mi corazón quería salirse de mi pecho, pude haber muerto.

Recordé a la persona que iba en el auto. Era una chica, de melena rubia y corto. Llevaba lentes oscuros, jamás la había visto en mi vida.

Suspiré de alivio y seguí caminando, hasta lograr sentarme en una de las sillas del parque, miré a Lee acostado en nuestra cama, boca arriba y con los brazos extendidos, maldiciendo. Suspiré y guardé mi celular.

Una pequeña pelota rodó hasta llegar a mis pies, tomé la pelota y una niña como de cinco años había ido hacia mi. Estiró sus brazos y habló.

—Pelota, por favor.

Sonreí y le entregué la pelota. Hasta que su madre gritó.

—¡Haneul, te he dicho que no corras así!

Levanté la mirada ante la señora y mi boca se abrió ligeramente al igual que la de ella, tomó a la pequeña de su mano. Me levanté y me quité las gafas para poder enfrentarla. Sentí un golpe en mi mejilla de su parte y por fin habló.

—¿Creíste que nunca me enteraría, Min?

—¿Creíste que nunca me enteraría, Min?

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LEGAL² | LEE MINHO | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora