Dos semanas pasaron desde la última vez que lo vio, ni un mensaje, nada. Se sorprendió de lo muy bien que lo tomo, ya demasiado acostumbrada como para preocuparse, cuando quisiera volvería. Termino de prepararse para salir de compras, dado que era hora de rellenar su almacén y la heladera. Vivía sola, pero con las visitas de Hisoka eran como alimentar a cuatro integrantes más (envidiaba que no subía de peso a pesar de comer el doble que ella).
—Bien, tengo la lista de compras, las llaves, dinero... —termino de repasar con sus ojos el interior de sus bolsillos, y asintió.
Se colocó sus botas típicas (esas que tanto le encantaban a Hisoka porque le daban unos centímetros más de altura y la hacían lucir sus piernas) y marcho rumbo al supermercado que quedaba a tres cuadras de su departamento. Si tenía suerte, podría conseguir cosas a mitad de precio.
Paseo por los pasillos ligeramente llenos, cada tanto cruzándose con una vecina agradable o vecino. Su canasta ya contenía varios de los productos que necesitaba, incluyendo de limpieza y productos para el cuidado de la piel (que los Dioses amparen su culo si al pelirrojo llegaba a faltarle su crema para la cara). Dio un vistazo rápido a la lista en su mano, notando que lo único restante era la zona de carnes y verduras.
Su hombro choco contra otro de manera involuntaria, perdida en sus pensamientos, pero pronto se disculpó con una inclinación de la cabeza.
—¿(T/n)? —reconoció la voz y alzo la vista, pronto sonriendo.
—¡Leorio!
Fue divertido reencontrarse con un amigo como Leorio, que incluso con las ojeras bajo sus ojos y el claro cansancio en su tono de voz, hizo lo posible para dedicarle un poco de su tiempo a la joven, quien agradeció el gesto tras acompañarlo por los pasillos del supermercado. Lo conoció en el examen de Cazadores, cuando fue su turno de ser la supervisora. Si bien el futuro doctor no resaltaba exactamente por su fuerza extrema, Leorio tenía un aura amistosa y casi familiar, como un viejo amigo o un hermano mayor. Tal vez por eso se acercó en primer lugar para conversar con él y su grupo de amigos.
Además, era uno de los pocos que no tenía miedo de estar a su alrededor.
—Llevas bastantes cosas —lo escucho decir, mientras hacían la fila para pagar sus alimentos—. ¿Tendrás una fiesta o algo así?
Ella rió, sujetando con facilidad la canasta pesada con una mano.
—Ya quisiera, pero la mitad de estas cosas van a terminar en el estómago de Hisoka —suspiro con falso cansancio, escuchando la risa nerviosa del castaño oscuro—. ¿Qué tal van los exámenes?
Leorio gruño.
—Ni lo preguntes, por favor —sus hombros cayeron, en un aire derrotado—. No veo el día que finalicen.
—Estoy segura que te irá bien, eres inteligente y perseverante —palmeo su hombro con cariño, esbozando una sonrisa sincera.
Hablaron unos minutos más, hasta que llego su turno de pagar. A medida que la cajera iba pasando los objetos, (T/n) no pudo evitar sentir un escalofrío involuntario recorrer su espalda. Tuvo que mirar hacia los lados para confirmar que no se trataba de él, su corazón pronto aumentando las palpitaciones.
Era imposible, Hisoka nunca hacia las compras, mucho menos con ella.
Negó con la cabeza, buscando su billetera, y antes de poder extender su tarjeta, una mano demasiado familiar hizo el gesto mucho más rápido que ella, las uñas largas siendo muy familiares.
—Yo pagaré, cariño~ —dijo, en un tono feliz.
La cajera parecía congelada en su sitio, obviamente comiéndose con la mirada a su alma gemela, y no la culpaba. Hisoka de traje era una imagen muy, muy peculiar. Parecía un empresario, con el cabello peinado de manera elegante hacia atrás y el brillo travieso de sus ojos dorados.
Estuvo a punto de perdonarle las dos semanas de ausencia.
La enfurecía que sea tan hermoso.
Hisoka cargo con la mayoría de las bolsas, haciendo caso omiso a las miradas asesinas de su alma gemela. La había obligado a sostener su brazo, y a ojos de cualquiera se vería como el caballero ideal, pero el rostro de (T/n) decía otra cosa.
—¿Seguirás enojada todo el día? —la observo de reojo, sin borrar su sonrisa ladina.
—Tengo muchas ganas de encajarte la punta de la bota en el cuello, pero soy una persona civilizada —admitió, pronto escuchando la risa de Hisoka.
—Sabes que siempre estoy a favor de esas ideas —se inclinó sobre su rostro, besando su mejilla—. Adoro cuando eres dominante~
La joven cazadora suspiro, viendo por el rabillo del ojo algunas gotas de sangre en la camisa blanca. Ni siquiera quería preguntarle que había hecho en el día. Así que solo dejo que Hisoka la mimara por el resto del camino con besos inesperados, inevitablemente robándole una que otra sonrisa.
E Hisoka jamás menciono que la estuvo observando desde que se cruzó con Leorio; su Nen casi arruina su sorpresa.
Y tampoco admitiría la molestia que sintió cuando el castaño oscuro fue el causante de sus risas y sonrisas.
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25 días con Hisoka [Hisoka Morrow x Lectora]
FanfictionSer el alma gemela de Hisoka Morrow, es, posiblemente, una de las cosas más difíciles que le pudo tocar. Era una relación rodeada de problemas y situaciones poco agradables, donde a veces llegaba a creer que Hisoka solo la veía como un juguete más...