Manos

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Se sentía cálido, muy. Era como estar rodeada por una enorme manta, apenas podía moverse. Al abrir sus ojos, lo primero que pudo observar fue el techo del departamento de Hisoka, y los rayos de luz que pasan a través de los enormes ventanales. No recordaba en que momento había caído dormida, lo más probable es que fuera después del baño.

El peso encima de su cuerpo la hizo bajar la mirada, cruzándose con la cabellera rojiza. Hisoka dormía profundamente, estirado sobre el cuerpo de ella igual que un gato, la cabeza acurrucada en su pecho. Estaba completamente enredado a su cuerpo, tanto brazos como piernas, en un agarre firme. Una de las manos del cazador, la derecha, se encontraba apoyada cerca de su rostro, y de reojo, pudo ver el hilo rojizo enredado a su meñique.

(T/n) siempre se sorprendía de la belleza de Hisoka; sus manos estaban bien cuidadas, sin una sola cicatriz, los dedos largos, que siempre cubrían a la perfección su muñeca o cuello.

Con cuidado de no despertarlo, porque solía tener sueño ligero, la joven deslizo su mano contra la ajena, notando la diferencia de tamaños. Sus manos tenían cicatrices visibles, y su piel no era la más suave del mundo, (T/n) tuvo que lidiar con mucho trabajo duro desde una edad joven, sobre todo al quedar huérfana y al cuidado de otro cazador de bestias. La belleza no iba a salvarla si quería sobrevivir en el bosque donde se crío.

Se dio cuenta de que ambos estaban rotos, tal vez uno más que el otro, pero las piezas dispersas formaban algo que solo ellos entendían, y de alguna forma, le pareció hermoso.

Suspirando suavemente, la cazadora se dejó caer en otro sueño, sabiendo que Hisoka la despertaría en cuanto se encuentre aburrido (su propia alarma personal). No se dio cuenta, pero los dedos largos del mago ajustaron el agarre de sus manos entrelazadas, el hilo rojo rodeando la unión de ellas. Como un pacto silencioso.


Lo siguiente que supo al despertar, es que Hisoka estaba besando sus nudillos, con una sonrisa que prometía travesuras y picardía.

(T/n) le respondió la sonrisa con una propia, sobre todo cuando se inclinó para besarla en los labios. 



25 días con Hisoka [Hisoka Morrow x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora