Almas Gemelas

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Hoy era uno de esos días, pensó, con una ligera sonrisa. A su alrededor estaba inundado de personas, cada uno más emocionado que ella, incluso podía ver uno que otro joven luchador de los pisos bajos esperando pacientemente por la siguiente batalla. (T/n) giro la cabeza en el momento justo que Leorio se dejaba caer a su lado, acompañado de Killua que se veía mucho más alto y maduro que la última vez que lo vio (dos años atrás, quizás).

—Esto se volverá rutina, ¿verdad? —pregunto Leorio, acomodando sus lentes sobre el puente de su nariz, los ojos concentrados en la arena.

(T/n) se cruzó de brazos, riendo por lo bajo.

—Por lo menos ya no trata de matarlo —dijo Killua, apartando algunos mechones albinos de su campo de visión—. O eso pareciera...

—Tendría que lidiar con mi enojo si trata de hacerle algo a Gon —respondió segura, el anillo de casamiento brillando gracias a las luces de la sala—. Y con el tuyo, Killua.

El mencionado asintió sin dudarlo, enseñando su dentadura con arrogancia. Ni él ni Gon eran los mismos niños de doce años, ahora ambos son adolescentes de diecisiete años, casi mayores de edad. Eran muchísimo más fuerte que antes, de eso estaban seguros, pero Hisoka siempre sería un rival del cual tener cuidado, uno nunca podía imaginarse que clase de truco escondería bajo la manga.

Las luces se apagaron de manera momentánea, pronto la voz de la presentadora oyéndose en los altavoces. No importaba cuantas veces se repitiera la misma escena; la pelea de Hisoka vs Gon siempre seria bien recibida con aplausos, gritos y casi adulaciones del público. Como de costumbre, el pelirrojo era el primero en pisar la arena, sus tan familiares tacones resonando por el suelo, mientras avanzaba hasta posicionarse en medio de la zona de pelea. Sus ojos inmediatamente la buscaban, en su sitio de siempre, e Hisoka sonreía de lado cuando la encontraba, lanzando un beso en su dirección.

Todavía seguía sin creer que llevaban cinco años casados.

Codeo a su mejor amigo, escuchándolo bufar.

—No, ni creas que apostaré contra ti —advirtió.

—Yo lo haré —intervino Killua, el azul de sus ojos irradiando como electricidad—. Esta vez Gon lo logrará.

No pudieron continuar su charla, porque tan pronto terminaron de presentarse a los participantes, la pelea inicio. Gon solía dar el primer golpe o movimiento, pero hoy parecía darle esa chance a Hisoka. (T/n) solo pudo acomodarse mejor en su asiento y observar todo detenidamente.

Porque estaba segura que hoy Hisoka tendría problemas.



Termino de tratar uno de los golpes que tenía el pelirrojo en su rostro, la mejilla hinchada y su expresión extasiada le arrebato una risa por lo bajo. Hisoka lucia como un tío orgulloso (¿o un hermano?) y era gracioso pensar que hasta hace un tiempo había decidido a esperar a que Gon creciera lo suficiente para matarlo, siendo que ahora (a pesar de que seguía siendo tan raro como siempre) tenían una ligera relación amistosa. (T/n) se atrevía a pensar en algo parecido a estudiante-maestro pero jamás lo decía en voz alta, porque sabe cómo es su alma gemela cuando se trata de admitir que se ha apegado a alguien.

—Estuvo cerca hoy —dijo, entrecerrando sus ojos dorados—. Mhm~ cada vez mejora más, no puedo esperar a que madure por completo...

La Cazadora solo rodo los ojos, volviendo a presionar el algodón sobre la piel magullada. Juraba que podía oír el regaño de Killua desde la otra habitación donde se hospedaban en el Heaven's Arena, probablemente remarcando sus errores y al mismo tiempo tratando de subirle el ánimo a Gon. Era adorable la manera en que ambos se cuidaban, y tenía sentido, dado que, al fin y al cabo, son almas gemelas.

25 días con Hisoka [Hisoka Morrow x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora