Cocina

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Apenas abrió la puerta de entrada, el aroma de la comida golpeo de lleno su rostro, inevitablemente causando que su estómago soltará un gruñido. Mientras se retiraba los zapatos, Hisoka no pudo evitar pensar lo muy extraño y nuevo que era todo esto. Toda su vida estuvo acostumbrado a moverse de un sitio a otro, sin tener un hogar fijo al que regresar, siempre manteniéndose al ritmo de la noche y del caos que podría generarse en el mismo. Todavía lo hacía, , pero cuando todo llegaba a su fin, cuando cumplía con su diversión (a veces un trabajo, a veces un asesinato, no se diferenciaban demasiado de todas formas) Hisoka se encontraba volviendo al mismo lugar, a la misma persona.

A (T/n).

¿Costumbre? ¿Comodidad? Tal vez solo era el hilo rojo cada vez que se tensaba que lo hacía ir hacia ella, no lo tenía bien en claro.

La encontró de espaldas en la cocina, mientras hablaba por teléfono. Sostenía el aparato con su hombro y con la mano izquierda revolvía algo en una olla, el pelirrojo supo enseguida que se trataba de estofado.

Se detuvo a mitad de camino, tentado a darle un susto o un abrazo sorpresa de los típicos, pero Hisoka solo pudo quedarse quieto, observándola en silencio con una extraña sensación de calma y alegría.

Cuando era niño, pensaba seguido en la idea de regresar a un hogar donde lo estuvieran esperando. Incluso de adulto llego a pensarlo, pero su independencia era más importante y no cualquier podría lidiar con él.

Apoyo su cuerpo en el marco de la puerta, esperando que la conexión de ambos hiciera su magia.

—No suena como un mal trabajo, y la paga será suficiente...pero tendría que irme de viaje por tres meses —dijo, llamando la atención del ojos ámbar—. ¿Qué? No, claro que no es mi dueño, pero...Bueno, ya lo sabes, Leo.

(T/n) guardo silencio unos segundos, antes de dar un vistazo por encima de su hombro, sin dudarlo, sin titubear.

Una ligera sonrisa apareció en sus labios, y esta vez Hisoka hizo lo que deseaba desde el principio; la rodeo con sus brazos sin contenerse, apretándola tanto como pudo contra su cuerpo, hundiendo el rostro en su cuello. Olía a perfume, seguramente se había duchado horas. Beso su piel de manera lenta, cada tanto mordiendo, estirando la piel con cuidado.

La joven tuvo que cortar la llamada de manera apurada, o de lo contrario terminaría arruinando la comida.

—Hisoka, voy a quemar la comida —trato de apartarlo, suprimiendo una risa cuando sus dedos se instalaron a los costados de su cuerpo—. ¿Puedes llevar lo que falte a la mesa?

—Ah~ y yo que esperaba un beso de bienvenida —se quejó en un tono infantil, lamió su mejilla solo para fastidiarla, antes de ir en busca de los platos y utensilios para comer.

No ignoro la risa adorable de su alma gemela, que solo hizo que entrecerrara sus ojos, llenos de diversión, risueños.

Ella lo llamo antes de que pudiera abandonar la cocina.

—Bienvenido a casa, Hisoka.

Le pareció ver un ápice de sorpresa en su expresión, que se borró al segundo, enseñando su sonrisa típica.

El hilo rojo de ambos apareció al instante, inundando el departamento de tonos rojizos y palpitaciones aceleradas. 




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Me hice un Icon con este hombre, i need therapy, asi de mal me tiene 

25 días con Hisoka [Hisoka Morrow x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora