Las calles de la ciudad se encontraban ligeramente concurridas dada la festividad que se acercaba (Halloween), muchas decoraciones tenebrosas resaltaban en la ventana de los locales y uno que otro muñeco posicionado en la entrada para dar un leve susto. El aire frio del otoño comenzaba a sentirse, las hojas anaranjadas crujiendo a medida que caminaba. (T/n) vestía unas prendas agradables a la vista, con el largo cardigan de color mostaza y los jeans azulados. Caminaba unos pasos adelantada a él, observando las diferentes comidas que ofrecían los puestos, buscando algo que despertase su apetito.
La cita era bastante doméstica, no había monstruos incluidos, ni cadáveres a sus pies, mucho menos comidas extravagantes o vinos carísimos. No obstante, el contraste que se formaba le causaba una sensación de tranquilidad. Hisoka tampoco vestía su ropa tradicional, ni el maquillaje pesado de siempre. A la vista, engañaba a cualquiera como un ciudadano común y corriente.
(T/n) regreso a su lado con algo entre sus manos; churros y una bebida caliente.
Cuando ella alzo los ojos, sonriente y con el viento otoñal moviendo su cabello, Hisoka se dio cuenta de algo de lo que tendría que ser muy cuidadoso de ahora en adelante.
—Compraste bastante —dijo, señalando su mano con los ocho churros calientes.
La cazadora extendió la misma, dejando que el pelirrojo diera el primer mordisco a uno de ellos, saboreando el chocolate tibio que se expandió por su boca.
—Sé que te gustan, así que come los que quieras —mordió el trozo sobrante, soltando un suspiro de alegría—. Extrañaba el otoño.
Con el pulgar, limpio una mancha de chocolate que había quedado en la comisura de la joven, lanzando su típica sonrisa ladina al ver como se sonrojaba un poco por la acción.
Había encontrado su debilidad.
El sol estaba cayendo detrás de la figura de Hisoka, que mantenía su cuerpo apoyado en el barandal de la terraza del café. Los últimos rayos parecían realzar sus rasgos masculinos y casi parecía tener un halo dorado alrededor de su cabeza, cosa que (T/n) encontró irónico porque lejos estaba de ser un ángel.
Se consideraba a sí misma como alguien independiente, fuerte y sin debilidades.
Pero en momentos así, con la mano de su alma gemela extendida en su dirección en una clara invitación para acercarla a su cuerpo, ella se consideraba alguien débil. Débil porque no dudaba ni un segundo en estirar su propia mano y sujetarse a la de Hisoka con fuerza. Débil porque se dejaba rodear por sus brazos sin chistar, aun sabiendo la cantidad de personas que murieron entre ellos.
Débil...
Porque empezaba a ver a través de la cantidad de muros que el pelirrojo construyo con los años, y solo veía a alguien solitario, sediento por la aceptación de alguien más.
Y eso la hacía débil, porque lo único que deseaba era quedarse a su lado.
A pesar de que al final del día, pudiera terminar como Ícaro.
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25 días con Hisoka [Hisoka Morrow x Lectora]
FanfictionSer el alma gemela de Hisoka Morrow, es, posiblemente, una de las cosas más difíciles que le pudo tocar. Era una relación rodeada de problemas y situaciones poco agradables, donde a veces llegaba a creer que Hisoka solo la veía como un juguete más...