KARADespués de que Dante me acompañara de regreso a mi habitación pasé la noche observando la luna que se encarecía tras la ventana acristalada. Probé distraerme examinando cada hendija y margen a mi alrededor para alcanzar conciliar el sueño, pero me fue imposible.
Los pensamientos seguían dándome vueltas por la cabeza.
No podía dejar de preocuparme de Prakva, del sitio donde había huido hace poco. Había pasado muchos años de mi vida odiando al gobierno y con muchas ansias de desenmascarar todos sus miembros, sin llegar a aceptar que me importaban más de lo que imaginaba las personas que lo conformaban. Detrás de toda la meta de hallar al culpable también se hallaba la de ayudar a los demás, de evitar que una injusticia como la mía no volviera a repetirse, de mejorar el mundo.
Desde que Cynthia comentó sobre las pruebas del humo y los cambios en Prakva me entraron muchas ganas de saber más. De hacer algo al respecto.
No podía quedarme sentada, bueno, en realidad, acostada en una cama, sabiendo la carga que llevaba Marxel sobre las pruebas de humo. Sabiendo que era Pam quién lo estaba causando. La Orden.
Me hervía la sangre.
Yo no podía esperar. Necesitaba saber más. Por ello, había tomado la decisión de darle una hojeada al laboratorio esta noche. Solo un ligero vistazo, para matar las dudas. Me había dejado bastante intrigada después de que Lizra me habló sobre la modificación genética que estaban llevando a cabo y dejarme con las preguntas al aire.
Así que me coloqué las botas, una sudadera y tomé mis bolígrafos que había guardado dentro del edredón de la almohada, junto con la identidad de Marxel y las gafas de Héctor. Sí, siempre tenía que llevarlo todo conmigo en caso de que algún rebelde se impusiera en revisar la habitación.
Me dirigí hacia la ventana y la abrí con sumo cuidado. La brisa de aire norteño me envolvió y penetró la habitación, provocando un estremecimiento por parte de la puerta metálica al otro extremo.
Otro silbido de la gélida brisa nocturna pasó a través de mí.
Miré hacia abajo y los mechones oscuros se alborotaron sobre mis mejillas. Me encontraba en el segundo piso, frente a frente con el árbol de frutos dorados. La rama más cercana se erguía sobre mi cabeza, aunque era demasiado débil y sujetarme a ella solo provocaría lo más evidente: caerme de bruces contra el suelo y romperme una costilla.
Me mordí el labio al observar la rama más cercana a la ventanilla del primer piso. Estaba demasiado lejos...
De pronto, me iluminó una idea, pero fui sacudida por el ruido de los pasos ensordecedores que se acercaban.
Me paralicé. Alguien caminaba por el pasillo.
¿Sería Dante?
Advertí la silueta de los zapatos cuando se detuvo frente a la puerta metálica.
¿Lizra? ¿James? ¿Hunter?
La ultima suposición provocó que se me erizara la piel. Segundos después, la silueta avanzó y se escuchó el seguimiento de sus pasos mientras se alejaba.
Pude respirar con normalidad.
Avancé hacia la cama. De acuerdo, sabanas. Comencé a formar nudos entre ellas para unirlas y elaborar una cuerda alargada. La longitud era suficiente para lanzarme del segundo piso y alcanzar la rama.
Comencé a rezar una plegaria en mi cabeza. Todo podría salir realmente mal, pero tenía que intentarlo.
Lo que necesitaba procurar era el silencio. Cualquier ruido podría delatarme. En especial cuando Dante y sus amigos se encontraba a unas habitaciones cercanas a la mía.
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Ladrón de Humo| 2
Ciencia FicciónDespués de escapar hacia la zona norte, Kara descubrirá que el mundo de los rebeldes no es tan malo como parece y que detrás de todas las decisiones tomadas por los grandes líderes prevalece una historia y muchos secretos enterrados. La Orden está e...