¿Nadie se ha preguntado cómo sería el futuro?... Bueno aquí está la respuesta; después del siglo XXII, el mundo colapsó, las guerras, la contaminación y las enfermedades estaban llevando a los humanos a la extinción, claro que el defecto de nosotros...
Jasón y Chad se rieron de mi reacción mientras el idiota de Scott me lanzaba una mirada de burla.
—¿Trajimos a una niña y no nos dimos cuenta?
Chad trataba de contener su risa mientras Jasón rodaba los ojos y yo solo lo ignoraba olímpicamente.
Imbécil.
Bajamos de la nave mientras Chad nos explicaba que hacer en una exploración.
Explicación que no escuche por estar viendo el hermoso cielo oscuro, ya era de noche y ambas lunas iluminaban tanto el planeta que formaba una hermosa vista panorámica con las billones de estrellas y galaxias que se notaban
—Y recuerden —lo escuche— avancen con cautela. Este lugar no ha sido explorado, por lo que no sabemos que podríamos encontrarnos aquí —y con eso comenzamos nuestra caminata.
Este bosque estaba lleno de árboles extraños con troncos color azul y hojas largas que se juntaban entre sí formando un techo natural que cubría el camino de una forma hermosa.
Había malesa color verde fluorescente, extraños animalitos que podrían parecer liebres de no ser por sus tres ojos y el color rosa de su pelaje.
Todo parecía sacado de la película de “Avatar”.
Mientras caminábamos, venía observando cada planta que encontraba, escuchando a la computadora de mi casco hablar sobre de que especie se trataba, poniendo atención por si escuchaba entre tantos raros nombres el de la fruta que menciono Briseida
¿Trusa?
En el camino venía repitiendo en voz baja la descripción de la fruta tal cual como Bri me la dijo. No quería llevarle algo que no era.
—Esa niña es importante para ti ¿eh?
Di un brinco en mi lugar cuando escuche a Scott quien se posicionó a mí lado, caminando uno junto al otro.
—Si, y mucho —dije con una expresión neutra.
—¿Y porqué?
—¿Qué te importa?
—Oye, tranquila. Solo quiero que nos llevemos bien —su mirada parecía sincera.
“Parecía”
—¿Que tramas? —achine mis ojos en su dirección.
El alzó ambas manos como si fingiera rendición —No quiero que siempre estemos discutiendo, solo eso.
