¿Nadie se ha preguntado cómo sería el futuro?... Bueno aquí está la respuesta; después del siglo XXII, el mundo colapsó, las guerras, la contaminación y las enfermedades estaban llevando a los humanos a la extinción, claro que el defecto de nosotros...
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22 años antes
Narra Jonathan
Desperté con un dolor en mi cabeza, me encontraba en un cuarto completamente blanco con una lámpara colgando del techo, mis amigos estaban alrededor mío, aún dormidos.
Me levanté y fui hasta la puerta frente a mi con la esperanza de que estuviera abierta, y vaya que me sorprendí al notar que sí, efectivamente la puerta no tenía seguro.
Asome mi cabeza viendo un largo pasillo de paredes grises con piso y techo blanco, y muchas puertas más. Frente a la puerta del cuarto donde me encontraba, había un elevador, el cual se abrió dejando ver a una chica de más o menos mi edad.
—Vaya, despertaste más rápido de lo que creí.
—¿Quién eres?
Prestando más atención me dí cuenta que tenía la misma cabellera castaña que le llegaba hasta los hombros, y los mismos ojos color miel que la chica que me sacó de la zona de tiro que se formó la calle.
—Soy la chica que te salvo el trasero a ti y a tus amigos -se encogió de hombros.
—¿En donde estamos?
—No te incumbe, estan aquí por meterse donde no debían.
—¿Disculpa? ¿Acaso avisaron que habría un tiroteo? Por qué yo no me enteré —dije con sarcasmo.
—Buen punto, pero dime, ¿donde has escuchado que si hay un tiroteo me meto en medio, creyendome un héroe, sin siquiera saber manejar un arma?
Auch, eso dolió.
—Bueno ya, entendí tu punto, no tienes porque humillarme.
Ella soltó un suspiro.
—¿Has oído hablar sobre los rebeldes?
¿Qué si eh oído? Es de lo único de los que se habla en todos lados, se menciona más que los mismos Sky Squad, obvio no le respondí eso.
—Si
—Bien, entonces sabes que nosotros somos guerreros y...
—Espera —la interrumpí— ¿nosotros?
—¿Que no es demaciado obvio? Sino, que otras personas lucharían contra la Sky Skuad.
Cierto.
—Si pero... no me imaginaba que fueran así... —la señale
—¿Así como? —me miró desafiante.
Trague saliva.
—Así de... amm... ¿jóvenes?
Ella se encogió de hombros— para luchar no hay edad.
Oh, claro que la hay.
—¿Y para que nos trajiste aquí? Se supone que los civiles no deberían conocer sus bases.
