¿Nadie se ha preguntado cómo sería el futuro?... Bueno aquí está la respuesta; después del siglo XXII, el mundo colapsó, las guerras, la contaminación y las enfermedades estaban llevando a los humanos a la extinción, claro que el defecto de nosotros...
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Solamente tenia una misión; fingir que era capturado, que les contaba todo lo que sabia y, lo más difícil, ganarme la confianza de todo rebelde, pero en especial la de una chica pelirroja llamada Camile.
Ser elegido para una misión tan importante como esta era un privilegio, un puesto para la Sky Squad que yo quería ganar, aunque no fue para nada fácil hacer que me asignaran esta misión.
Mi padre es oficial segundo al mando después del general Jackson y, aunque no es el primer puesto, si se trata de uno de los más reconocidos y peleados por los comandantes. Papá es el acreedor de dicho puesto y eso le permitió hablar con el presidente para que yo fuera considerado como una opción para trabajar en esta misión.
Al final, después de meses entrenando y luchando contra otros, conseguí la misión.
Papá estaba realmente satisfecho de mi logro, aunque su respuesta fue simple.
Esa noche en la que festejábamos por mi nuevo puesto con cervezas y chicas lindas, papá había llegado e hizo que todos mis amigos y las sexys damas dejaran el lugar para poder hablar conmigo, a solas.
Recuerdo la charla como si tan solo hubieran pasado unos días de eso.
Papá y yo estábamos sentados, uno de cada lado de una mesa cuadrangular pequeña la cual estaba echa un lío con botellas vacías de cervezas, restos de comida y quien sabe que más.
Para Darcy (mi padre) fue sencillo tirar todo eso al suelo y volver a acomodarse en su silla para mirarme con sus ojos color miel, fríos y calculadores, como siempre.
Tomo un trago de una cerveza que le había ofrecido de la forma más lenta que podía. Sabía perfectamente que sus intenciones eran ponerme nervioso y tenso, y lo estaba logrando.
Me movía nervioso en mi lugar mientras me trataba de distraer observando el bar donde me encontraba; en la barra de madera y cristal habían varios bancos movidos de su lugar, donde antes estuvieron sentados algunos de mis amigos; había bebidas detrás de la barra, tal como en un bar, con un fondo cristalizado en el que se reflejaban las mismas botellas de todo tipo de alcohol y, si veías un poco más a fondo, se apreciaba a mi padre mirándome desde su lugar y mi rostro mirándome fijamente.
