Capítulo 15

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La alarma de Paul suena, y gruñendo, me empuja al suelo para poder sentarse y apagarla. Me quejo desde el suelo y me levanto del frío suelo para mirar a mi hermano mal, pero parece no darse cuenta, ya que se ha dado la vuelta y se ha vuelto a dormir.

—Paul, despierta. —Digo golpeando su hombro solo para molestar, ya que es demasiado temprano y ambos sabemos que aún podría dormir quince minutos más, pero me ha tirado al suelo para poder girarse. —Paul, tengo hambre, hazme el desayuno.

—Maldita sea, linda. —Gruñe medio dormido mientras se da la vuelta y se me queda mirando con odio. —Mira, eres mayorcita, así que mueve el culo y haz tu el desayuno. Ya sabes, por un maldito día no te vas a morir.

—Pero llegamos tarde a clase. —Digo mirando de reojo la alarma, donde pone que son las nueve de la mañana. Paul se levanta de golpe y corre hacia su cuarto de baño.

—¡Vístete! No podemos faltar más. —Exclama desde la ducha. —¡Mierda! Está fría.

—Hermanito querido... Era broma, hoy es sábado. —Digo antes de salir corriendo, ya que sé que Paul me querrá matar. —Y quiero los huevos revueltos.

—Maldita niña. —Dice desde el baño, y no puedo evitar reírme mientras bajo las escaleras hacia la cocina. Por una vez haré el desayuno, pero espero que no se acostumbre.

Preparo el desayuno y espero en la mesa de la cocina a que Paul se siente a mi lado, lo que hace a los minutos vistiendo solo sus típicos vaqueros recortados y unas deportivas que tuve que comprarle hace unos días, ya que las anteriores acabaron destrozadas.

—No sabía que sabías cocinar. —Susurra sorprendido viendo las tortitas, los huevos y las tortitas, y cuando las prueba, sonríe complacido. —Hermanita, viendo como cocinas, creo que a partir de ahora te encargarás tú.

—No creo, no te acostumbres. —Digo divertida. Paul va a responderme cuando el teléfono suena, y, al contestar, su rostro cambia a uno más serio y tenso.

—No, no, eso no va a ocurrir. —Dice con un tono bastante enojado. —¿Quieres verla? Solo podrás si ganas el juicio y consigues su custodia, cosa imposible.

Cuelga con tal fuerza, que el teléfono acaba en el suelo hecho pedazos, Paul le da una patada y comienza a temblar como nunca antes lo he visto. Sus resoplidos se transforman en gruñidos, y se transforma con su vista colocada sobre mí, gruñéndome amenazadoramente.

Little sister |SETH CLEARWATER|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora