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Después de unos segundos, Jack aparcó su auto a un lado, fuera de una tienda, no pude ver cual porque él ya había movido su asiento para hacer más espacio y me subió a su regazo, dejando mis piernas encogidas a un lado de su cuerpo, rodeando mi cintura, atrayendome hacia él, eso sin contar la forma en como mi corazón latió con tal fuerza que consideré que se saldría de mi pecho o como su acto me ayudó a incrementar las lágrimas que no dejan de escapar de mis ojos.

─Gustabo, muñeca, escuchame.

Su voz suena tan bien, es música para mis oídos a pesar de aquél aquel tono lleno de tristeza, mis manos apoyadas en su firme pecho y mi cabeza escondida en su cuello, del lado contrario en el que está la mancha de lápiz labial, él olía bien de ese lado, no quería ni tocar el otro, sentí que me quemaría encontrar el aroma de Conway combinado con otro de alguna omega bonita, destrozandome el corazón.

─Princesa, ya deja de llorar.

Pero no me detuve, no paré incluso aunque mi omega deseaba callarse para obedecer a Jack y hacerlo feliz, yo sólo me quedé llorando sobre sus piernas, escondiendo cada vez más mi rostro en su cuello, llenándome de él, deseando que el dueño de aquel delicioso aroma sea mío para siempre.

═══════ ♥ ═══════

Cuando abrí mis ojos, lo primero que observé fue el cristal, en el cual se podían ver las calles oscuras tan conocidas para mi, estamos en mi vecindario. Quise apartarme para ver todo, pero unos brazos mamadisimos me continuaron manteniendo cerca, sin permitirme moverme de dónde sea que esté. Mi cabeza giró lo suficiente para observar a quien le pertenecían esos fuertes brazos y entonces me sentí morir cuando me encontré con la mirada azulada de Jack, mirándome atentamente con una pequeña sonrisa. Apuesto a que mi rostro se puso rojo, cuando mi olfato despertó lo suficiente, me sentí aún más mareado, las feromonas de Conway llenaban todo el auto, no es que me molesté, de hecho sentí mi cuerpo excitarse de sólo saber lo mucho que debo de oler a él en estos momentos.

─¿Jack, qué...?

─¿Estás bien?


Al fin sus brazos me liberaron lo suficiente para apoyar con más firmeza mis manos en su pecho y alejarme un poco, admiré todo el panorama, se había hecho de noche y nosotros seguimos en su auto, él me observa tan atentamente e incluso pensé que no me había bajado de su regazo en todo el camino a casa, aunque éso es imposible, ¿cómo manejó conmigo inconsciente sobre sus piernas?

Una de sus manos pasó a acariciar mi mejilla, me encogí ante el dulce toque, mi omega ronroneo e instintivamente mi rostro se acercó más a su mano, permitiendo que continuará acariciandome, moviendo su pulgar sobre mi piel, mientras yo cerraba lentamente los ojos.

Cuando mi mente hizo click, me aparté tan rápido que de nuevo sentí aquél ligero mareo, Jack tuvo que sostenerme para que no girará la manija del auto y me lanzará contra el suelo.

─Abuelo espera, es que Manolo... Él no sabe nada de mí y Lara se iba a ir temprano...

Las palabras salían tan atropelladas de mi boca, que ni siquiera consideré que yo mismo me entendería, pero antes de decir algo más, Jack atrajo de nuevo mi cabeza hacía su hombro y mi cuerpo entero se estremeció, gustoso me volví a frotar contra él, cerrando mis ojos suavemente, olvidandome absolutamente de todo.

─Lara está adentro... Espera, ¿cómo que abuelo, capullo?─. Me miró com una ceja enarcada y yo sólo reí, no sé porque le llame abuelo la verda'. ─Bueno, como te decía, Lara está adentro con Manolo, ya les avisé que estás aquí. Tranquilo─. Su voz relajada me transmitió aquella seguridad y afirme con la cabeza, rozando mi nariz con la piel de su cuello. ─¿Estás bien ya? No me respondiste, anormal.

𝒯𝒽ℯ 𝓅ℯ𝓇𝒻ℯ𝒸𝓉 ℴ𝓂ℯℊ𝒶  (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora