-¿Es-Está vivo?
Escuché vagamente la voz de Paola, para después oir a Horacio e Ivanov entrando al callejón, gritando mi nombre. Todo se volvió demasiado confuso para éste punto, soy yo tratando de controlarme, calmar a mi omega interno que me pide ponernos a llorar al ver el cuerpo de Brown en el suelo, con los restos de lo que fue un ladrillo cerca de su cabeza.
No lo pensé, no lo planee ni mucho menos imaginé que terminaría de éste modo. Cuando giré para entrar al callejón, Brown me daba la espalda mientras golpeaba a Paola, quien estaba tirada en el suelo hecha un ovillo, cubriéndose el rostro y el estómago. La rabia que sentí fue suficiente para que observe a mis lados, encontrándome con unos ladrillos viejos y abandonados apilados unos sobre otros, tomé el que estuvo más cerca y corrí hacía él, para el segundo en que los ojos de Paola me miraron, ya el cuerpo de Brown caía al suelo en cámara lenta, junto con el ladrillo roto.
-Hostia, Gusnabo-. Horacio me tomó del brazo, sacudiéndome ligeramente. -Amigo, dime que estás bien, por favor. Mirame.
Salí del trance en el que me encontraba cuando su cuerpo rodeó el mio y me abrazó con fuerza, sentí su calidez y fue suficiente para aferrarme a la frágil espalda de mi amigo con cresta, dejando que mi omega
sea libre, que mi cuerpo tiemble y que mis ojos se llenen de lágrimas contenidas, mientras le repito a Horacio que quiero a Jack.-Llámalo ¿si? Llámalo, él puede ayudar.
Recordé que Jack tiene una reunión y que seguro para éste momento debe estar en ella, pero mi egoista deseo pudo más, así que apenas un brazo de Horacio me liberó, saqué mi celular de mi bolsillo y marqué al segundo número en llamadas rápidas. Pegué el aparato a mi oreja y al segundo timbre, escuché la voz de mi alfa, llenándome de una sensación de paz impresionante.
-Hey, capullo ¿Qué pasa?-. Preguntó, preocupado. -Ahora deberías estar en clases.
-Lo siento-. Jadee, tratando de aclarar mi garganta. -Lo-Lo siento Jack, es que necesitaba- necesito escucharte.
-¿Gustabo?-. Su voz se escuchó mucho más alarmada. -Mi amor ¿Qué ocurre? ¿Por qué lloras?
-Joder-. Llevé una de mis manos a mi pelo y contuve la respiración por unos segundos, tirando de mis cabellos con algo de fuerza. -Es que... Él, fue él, él que empezó a golpear a una omega y no pude. Joder, Jack, no pensé. Bueno, sí pensé pero... Creí que no debía, no era bueno él-.
-Permitirlo.
-Ujum-. Suspiré, apoyándome en la pared que estaba a mi espalda y observando a Ivanov auxiliar a Paola. -No debía... Permitirlo.
-¿Él te hizo algo? ¿Cómo estás?
-No, no-. Negué con la cabeza, aunque Conway no puede verme. -El ni siquiera me vio, sólo... Sólo lo golpee con un ladrillo que encontré, lo golpee en la cabeza y ahora está... Está en el suelo. Joder, Jack-. Me dejé caer hasta que me senté en el piso, apoyado aún contra la pared. -Dime... Dime que todo estará bien. Vamos, dime.
-Todo está bien, mi bebé-. Asentí, pasando mi brazo por mis ojos para eliminar los rastros de lágrimas. -Me pone más tranquilo que no te haya visto, sabes cómo son los alfa, seguro luego buscaría venganza y yo no iba a permitir que te toque. Ni a ti, ni a Manolo.
-Lo sé-. Sonreí, mientras le regalo un gesto de agradecimiento a Horacio. -Eres mi buen alfa.
-Y tú mi perfecto omega, Gustabo. Estoy orgulloso de ti.
-Pero... Jack... Tenemos miedo de tocarlo. Todos, creó.
Los tres presentes me miraron, confirmando mi teoría. No sé si respira.
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𝒯𝒽ℯ 𝓅ℯ𝓇𝒻ℯ𝒸𝓉 ℴ𝓂ℯℊ𝒶 (editando)
FanficCuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de encontrar algún día el amor de tú vida. Gustabo García tiene 20 años, un hijo de tres años y un lazo roto debido a su ingenuidad. ¿Qué alfa querría encarga...