—¿Ya se quedo dormido? Rayos, quería hablar con él.
Sonreí al escuchar la voz infantil de Conway del otro lado del teléfono y no pude evitar morder mi labio, encantado con la preciosa amistad que se ha formado entre él y Manolo. Conway lleva exactamente un día fuera y yo ya lo extraño demasiado, no es lo mismo, mi dependencia hacia él se nota tanto que incluso Manolo, antes de caer dormido, me trae todos sus juguetes para ver si me animo con alguno.
—Extrañé mucho tu voz—. Murmure, encogiéndome en el rincón del sofá, acurrucándome en el saco de trabajo de Jack, ése mismo que trae puesto simplemente para sentir su olor, su calor, para disminuir un poco el vacío de mi pecho por su ausencia. —Te extrañó a ti.
—Lo sé, mi bebé, no te das una idea de lo mucho que te pienso y te extrañó también—. Él hizo una pausa, mientras yo continuó acurrucándome, quizás dormir en el sofá me ayudará a no llorar al acostarme en mi cama, tal y como la noche anterior. Extrañó hasta su presencia conmigo, sus brazos haciéndome sentir la cucharita pequeña, o esos dulces besos que me da sobre mi cabello antes de dormir. —Eres una dependencia muy grande.
—Nunca me he sentido así, Jack—. Hice un puchero, aún sabiendo que él no puede verme. —Siento que te pertenezco, sin necesidad de pertenecerte... Es raro—. Pasé mi mano por sobre mi cuello, no hay nada ahí. —¿Así se siente amar?
—No lo sé—. Él sonríe, yo lo sé. —Solo sé que me perteneces, así como yo doy mi vida por ver tu sonrisa, Gustabin.
—Te amo. Realmente, realmente te amo, Jack.
—Solo hace falta que me digas eso un par de veces más para tenerme viajando de regreso a casa, Gustabo, para besarte, para hacerte mío apenas cruce por esa puerta.
—No digas esas cosas—. Suspire. —Estás haciendo algo importante, no puedes venir—. No importa lo asustado que esté, nunca seré una carga para él.
—Lo sé, uhm—. Él se tomó su tiempo antes de continuar. —El tipo, Trujillo, es agradable, supongo... Mañana en la mañana tengo un desayuno con él, aunque prefiero mil veces quedarme en mi departamento del hotel y llamarte.
—Debes ir y lo sabes—. Sentí la conexión con Jack perderse y sisee, apartando el celular de mi oreja, busque el problema en éste, notando que una segunda llamada quiere entrar, acelerando mi corazón y no de una buena forma. "Armando – Llamada entrante, en letras grandes y blancas. Negué, acercando de nuevo el aparato a mi oreja, esperando que el tono se acabe y poder hablar con mi alfa tranquilo. —Espera. Espera, Jack. Cinco segundos ¿sí?—. Entré en pánico, no quiero hablarle de eso, no quiero que él sepa que he faltado al trabajo.
—¿Qué pasa, amor?—. Oí su voz preocupada, alentándome a contarle.
—Es solo... Solo—. Suspire. —Es mi jefe, él... Seguro me necesita para algo mañana... Si, debe de ser eso.
—¿Y porque no contestas?
—Habló contigo. Luego llamo ¿sí? No te preocupes—. No quiero decirle, no quiero ser una carga para él. Si yo le cuento a Jack que he visto a Torrente ése día, él volvería a Los Santos solo para partirle la cara. Después del viaje, me prometí hacerlo hasta que volviese y no voy a dejar que un ataque de pánico arruine mis planes. —Ya paró—. Murmure cuando por fin la conexión se estabilizo.
—¿Paso algo en el trabajo? ¿Fuiste hoy?
—No, ya sabes... Te extraño mucho, por eso no fui hoy.
Muchas veces he escuchado a las personas decir que una verdad a medias es una completa mentira, siendo así, soy el omega más miserable del mundo al estar mintiéndole a mi alfa, al mejor alfa que pude encontrar y enamorar. Al amor de mi vida ¿Cómo puedo ser tan gilipollas?
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𝒯𝒽ℯ 𝓅ℯ𝓇𝒻ℯ𝒸𝓉 ℴ𝓂ℯℊ𝒶 (editando)
ФанфикCuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de encontrar algún día el amor de tú vida. Gustabo García tiene 20 años, un hijo de tres años y un lazo roto debido a su ingenuidad. ¿Qué alfa querría encarga...