·°| 22 |°·

4.5K 532 401
                                    

—¿Novios?—. Murmure, sentí que mi corazón se detuvo cuando Jack llevó nuestras manos entrelazadas hasta sus labios y le dio un suave beso al dorso de mi mano, regalándome otras de sus preciosas sonrisas. Estoy seguro de que me voy a desmayar en cualquier momento.

—Si, novios—. Confirmó, aunque ambos sabemos que yo lo he escuchado muy bien. —Y antes de que digas algo más, estoy preparado para un "no" como respuesta, la cosa es que; no soy un hombre que se rinda tan fácil, menos cuando algo que le importa, así que aunque me digas que no...

—Si.

—...Pienso preguntártelo cada puta hora de cada jodido día de cada mes- Espera ¿Qué coño has dicho?

—Si. Sí. ¡Sí! ¡Que si quiero, joder!

Por primera vez en mucho tiempo, tanto mi omega como yo estamos de acuerdo en algo que tenga que ver con Jack, lleve mis manos a sus mejillas; tiré de su rostro para atrapar sus labios en un beso, uno que él no tardo en corresponder, rodeándome de la cintura mientras aleja mi cuerpo de los azulejos y me presiona contra el suyo, soltando un suave gemido. Sonreí cuando él gruño, su pierna ya ha escapado de entre las mías, ahora soy yo quien impacto contra su entrepierna debido al agresivo movimiento. Dejé que su lengua hiciera de las suyas en mi boca hasta robarme el aliento por completo, separándonos para jadear sobre el otro. Sentí peligro cuando su mano fue bajando por mi espalda, volví a besarlo sin preocuparme en nada más.

Mi alfa, mío. Todo mío.

—Mi omega—. Lo oí murmurar cuando rompió el beso antes de iniciar otro, sus dedos tantean por mi parte trasera provocando que jadeara apenas ubicaron mi trasero, dejando que roce una zona tan cercana a mi entrada que mis manos bajaron a sus hombros, enterrando mis uñas. Solté un gemido separando nuestras bocas, alejándome de él, tomando un poco de distancia... O al menos lo que su posesivo abrazó me permite.

—Ja-Jack—. Jadee. Siento mis labios tan calientes como empiezo a sentir todo mi cuerpo. No puedo, aunque desee tanto quedarme aquí con él y que me haga el frutidelicioso como aquella noche en su pent-house, una pequeña imagen de Manolo teniendo que aguantar a mi madre se encargó de desconcentrarme. Eso y que no quiero avergonzarme teniendo que pasar por la sala para llegar a mi habitación y cambiarme los pantalones. —No se puede.

—¿Por qué no? You're mine now, I have the damn right—. Intenté no derretirme con sus palabras, su voz en inglés es tan malditamente excitante.

—Sí, pero tengo un hijo afuera que está soportando a mi madre, tenemos que salir.

—¿Luego?

—Está Manolo...

—Sal conmigo.

—¿Qué?

—Que salgas conmigo. Mañana, hoy no se puede porque va a estar Manolo y lo entiendo, pero quiero que tengamos una cita mañana, en mi apartamento—. Me mordí el labio, nunca creí que fuera a regresar a ese lugar, o al menos no tan pronto.

—¿Y si me sale un trabajo para el domingo?

—Lo cancelas.

—Me hechan a la puta calle.

—No importa—. A pesar de su tono tan despreocupado que tanto odio, la enorme sonrisa en su rostro y como se le forman pequeñas arruguitas a los lados de sus ojos es más que suficiente para tenerme suspirando. Gemí, no podía decirle que no. —Es broma, capullo—. Murmuró, acercándose para besar cada uno de mis parpados, eliminando los rastros de lágrimas que mi muñeca no había podido. —Pero enserio me muero por tenerte conmigo... A solas.

—De acuerdo—. Mi mano subió hasta que mis dedos se enredaron entre sus cabellos. Dios, no se cuánto he anhelado para hacer esto. —Si mañana no tengo trabajo, le diré a Mónica que cuide a Manolo por la noche.

𝒯𝒽ℯ 𝓅ℯ𝓇𝒻ℯ𝒸𝓉 ℴ𝓂ℯℊ𝒶  (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora