𝒯𝒽ℯ 𝓅ℯ𝓇𝒻ℯ𝒸𝓉 ℴ𝓂ℯℊ𝒶 (editando)

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Estoy enojado. No, enojado es poco, tengo tantas ganas de echar a Jack de mi casa, pero aún peor que eso, me encuentro colérico por el simple hecho de no poder hacerlo, de desear tanto besarlo y frotarme contra el para llenarme de su olor.

Maldito omega, eres horrible y feo.

Quiero a Jack. Quiero besarlo.

No, joder ¡Cállate!

Definitivamente mi vida se resume en una mala comedia en la cual yo tengo dos personalidades que se la viven peleando, poco falta para que me salga otra cabeza; sería el colmo. Solté un suspiro totalmente enojado cuando adentre a Conway a mi baño para luego cerrar la puerta de un fuerte portazo, me importa un cojon y medio si mi madre se entera de que todo es una estúpida mentira, pero tampoco quiero explorar los límites de la paciencia de un alfa, Jack respondería muy mal si le grito frente a mi madre.

—¿Puedes decirme que mierda te pasa?—. Intenté hacer un sonido parecido a un gruñido, pero Jack no se inmutó en lo más mínimo. Cuando vi que él iba a hablar, estaba seguro de que saldría con alguna de sus bromas tomando las cosas a la ligera, así que me, adelante. —No, espera ¡No respondas! ¿Cómo se te ocurre hacer algo como eso? ¿Te das cuenta de donde te has sentado? Una cosa es algo nuestro que no comprendo, pero ella ira a decirle a mi padre ya a sus amigas, ¡Es una maldita chismosa, Jack!

—¿Algo nuestro que no comprendo?—. Él repitió esas únicas palabras, no deseó hablar de ello con mi madre presente en la casa, pero si tanto quiere hacerlo, perfecto, por mi está de puta madre.

—Sí, esta mierda que no entiendo.

Mis brazos se colocaron instintivamente sobre mi pecho, cruzándolos mientras doy un par de pasos hacia la pared más cercana, Jack no se ve amenazante, de hecho el único que suelta aroma lleno de enojo, como una peste, soy yo, pero igual, algo dentro de mí me mantiene alerta, nos he encerrado en una habitación, en cualquier segundo alguna parte de Jack puede hacer clic y enojarse. No quiero a mi alfa enojado.

Joder ¡Cállate de una puñetera vez!

Sacudí la cabeza intentando ignorar esos vagos y asustados pensamientos de mi omega, él quiere más caricias como aquellas de la sala, pero primero necesito explicaciones, mi cabeza va a explotar si no lo comprendo de una vez.

—¿Qué es lo que no entiendes? Quería verte pero no me llamaste, me dijiste que tu madre venia hoy y pensé que sería genial callarle la maldita boca, tú lo dijiste ¿no?

—¡Sí! ¡Pero no es tan fácil, idiota! Me metes en problemas ¡Te metes en problemas! ¿Qué pasara cuando ella le vaya a contar a todo el mundo? ¿Qué sucederá contigo?

—Sinceramente, mientras yo no lo diga, no creó que vayan a creerle a una persona que ni siquiera conozco públicamente, ¿sabes cuantas mujeres han inventado que tengo una relación con ellas o que esperan un hijo mío? Los medios pueden decirlo, pero no me interesa.

—De acuerdo ¡no te interesa! ¡Genial! ¡Todo solucionado entonces!—. Dije con obvio sarcasmo, rodando los ojos ante su falta de seriedad ¡no es tan simple! Además... No me agrada la idea de Jack negándome ante las cámaras, ni siquiera me preocupa oficialmente por todo lo que dirían en la universidad de mí, sino... Sólo no deseo escucharlo decir que no somos nada, me rompería por completo.

—Gustabo, no estés triste—. Lo escuche murmurar. Me olio, claro, un espacio tan cerrado es suficiente para que su nariz pueda sentir cada una de mis fuertes y ruidosas emociones con claridad.

—¡No es tan fácil! ¡Nada es fácil! ¡Tú no eres fácil!—. Mis manos subieron a mis cabellos queriendo tirar de ellos, aunque me contuve. Yo no soy el culpable, es Jack, solo él y su rara forma de pensar. —Mierda, a veces quisiera entrar a tú cabeza y ver qué demonios pasa por tu cerebro cuando tienes ideas como esta. No tienes ningún derecho ¿Sabes? ¡Ninguno! De venir a mi casa y presentarte como mi alfa sin que yo supiera nada, de ponerme en esta situación frente a mi madre ¡De hecho no tienes derecho de nada!