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─Oh vamos, Clown ¿puedes dejarlo ya? Lo estás asustando.

Escuché la voz de Horacio y lo vi a un lado de todo el escándalo, esta rodeado por un grupo de adolescentes chismosos, mientras Brown y todos sus amigos continuaban riéndose, puede ser por mi rostro asustado. Serjay es alto, cuando tomó mi brazo no pude evitar gemir de dolor, no porque doliera, si no porque no quiero que me toqué, me siento de nuevo el estúpido omega que se deja llevar por todo.

─Vamos, Gustabo, no te resistas, no quieres que use la voz y te veamos mearte en los pantalones, Serjay entra en celo muy, muy pronto, puedes servirle bien, además según las revistas, sabes servir bien hasta los millonarios ¿no?─. Mi mirada bajó por la gran cantidad de personas que nos rodeaban, incluso ahora se porque Horacio no se acerca, dos amigos de Clown lo tienen bien sujetado de los brazos impidiéndole avanzar, ¿quién más abogaría por mi? Incluso los profesores se alejaban de escenas como ésta, nadie se mete con un alfa cazando a un omega, Serjay es un alfa y su mirada es el perfecto método para hacerme doblegar.

─Brown ¡Basta!─. La voz de Horacio ya parecía algo distante, la mirada de Serjay ya me está consumiendo, siento mi cabeza doler, soy yo contra mi omega, tratando, de la forma que sea, no doblegarme ante aquella mirada e incluso cuando el brazo de Serjay rodeó mi cuerpo, lo sentí quemar, no de la buena forma, aquél contacto me repugna tanto, pero ya es tarde, mis pies se están moviendo para cuando quise decir o hacer algo. Él ganó, el alfa siempre obtiene lo que quiere, porque éso es lo que soy; una cosa que sirve para aliviarlos, ni siquiera una cosa que deseen mantener a su lado.

Caminamos a paso tranquilo hasta donde los estúpidos alfas tienen sus autos, suspiré, mis pies se mueven por inercia propia mientras mi mente se llena de imágenes del único alfa con el que quizás aceptaría subirme a su auto, de hecho, me había subido a su auto sin chistar aquella noche, ¿cómo estaría Conway? Bueno, es millonario ¿no? Seguro se alimenta bien, duerme bien y tiene una vida llena de sueños.

Si lo pensaba con la cabeza un poco más fría, cuando estaba destinado a vivir una de las cosas más desagradables, por ser la parte más baja del régimen genético, debí haberme imaginado que algo así pasaría, quizás habría evitado ésto si hubiese traído puesta la ropa donde aún tengo algo impregnado del fuerte olor de Jack, no sólo para protegerme, si no también porque lo extraño, será un poco enfermizo no haber lavado ese conjunto de ropa sólo por mantener su olor, pero es lo único que me queda de el.

Cuando ya estábamos a nada de subirnos a uno de los coches, escuché un auto viniendo a toda velocidad, luego un hermoso Ferrari rosa ya conocido para mis ojos, se estaciono rozando el parachoques del coche donde supuestamente iba a entrar. Mi corazón se detuvo y después lo sentí palpitar con fuerza, incluso mi omega está aullando de felicidad, si es que ése era posible. Es Conway, mi Conway.

Bueno, sólo Conway.

Él bajó del auto cerrando la puerta con un fuerte golpe, se paró justo enfrente de nosotros, sentí su enojó, el fuerte olor que desprende de seguro asustó a muchos, Jack está más que enojado y la mueca en su rostro confirma más mi teoría.

Jadee cuando estiró su mano hacía mí y sin pensarlo dos veces la tomé, me libre del agarre de Serjay para coger la mano de Conway mientras éste rodeaba mi cuerpo. Mi cabeza se apoyó en su cuello, incluso me atreví a frotarme contra la tela mientras su agarre en mi cintura se hacía más fuerte, sin embargo Conway no bajaba la mirada para verme, continuaba observando a Serjay sin siquiera pestañear.

─Es mío, capullo─. Gruñó Jack y sentí el golpe sordo de dos cosas cayendo, observé por el rabillo del ojo a una o dos omegas que se encuentran entre tanto alfa, ellas se arrodillaron ante el gruñido mamadisimo del chico que ahora me tiene contra él; como si de éso dependiera su vida. Serjay relamió sus labios, parece pensar muy bien lo que va a decir en éstos momentos.

𝒯𝒽ℯ 𝓅ℯ𝓇𝒻ℯ𝒸𝓉 ℴ𝓂ℯℊ𝒶  (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora