—Nos vamos ya, ¿Te parece bien? —Seth asintió ante la pregunta de Eva.
Era jueves, y llevaba desde el lunes buscando el momento oportuno para huir. Desde que había anunciado el embarazo, Marcus no la trataba mal, y podía controlar levemente el trato que tenía sobre Seth. Llevaba planeando como huir desde aquel día.
Su vientre ya era notorio, no podía esperar más, casi tres meses de embarazo la estaban ralentizando físicamente. Hoy Marcus tenía tres actuaciones seguidas, y después seguramente se dedicaría a hacerle daño a alguno de los pobres que se encontraban en su lista de víctimas, así que debería tener tiempo de sobra para huir.
Cogió a Setan de la mano y abrió la ventana que daba al jardín trasero. Pasó al niño al otro lado con cuidado para luego pasar ella, maldiciendo por haber esperado tanto y que todas las puertas siguieran totalmente cerradas. Esa ventana estaba técnicamente cerrada, y saltaba una alarma de seguridad si el cristal se rompía, pero el cerrojo se había oxidado, y esa misma mañana Eva lo terminó de romper para huir en ese momento.
Mientras tanto, en el teatro, Marcus miraba su teléfono, atento a la notificación que acababa de recibir: "la ventana B7 ha sido abierta". B7. La B pertenecía a la planta baja, el 7 significaba que era la séptima ventana contando desde la entrada en el sentido de las agujas del reloj. Habían abierto una de las ventanas que daba al jardín trasero.
Pidió a su ayudante que cancelase la actuación y se puso la chaqueta mientras corría en dirección a donde había aparcado la moto, en el callejón tras el teatro que cada día se llenaba de mas gatos. Por primera vez desde que la compró hacía una semana, se subió rápido sin importarle el dañarla, y aceleró saltándose cualquier norma de tráfico para llegar a casa cuanto antes.
Una manzana antes de llegar a casa vio a su mujer de la mano con su hijo, huyendo como si los persiguiera el diablo. Paró la moto en seco al borde de la carretera, justo junto a su pareja, sacándole una sonrisa a su hijo que se había acostumbrado al buen trato y una cara de susto a la embarazada.
—¿A donde crees que vas, so zorra? —Eva sintió que el alma se le iba por la boca, se bloqueó y fue incapaz de llorar o gritar.
Seth saltó a abrazar a su padre, quien no pudo evitar sonreír al ver los ojos del amor de su vida reflejados en los de aquel niño. Cuando el pequeño volvió a tocar el suelo con los pies agarró la muñeca de Eva con fuerza, asiéndola para que no escapase.
Tiró de ella hacia casa mientras Seth los seguía, como si fueran una familia más, volviendo a casa tras un día juntos, disimulándose la cara de miedo de Eva con la del cansancio que sufre una embarazada.
Una vez llegaron a casa siguió tirando de ella hasta el sótano. Todo su cuerpo le dijo que le empujase escaleras abajo, no era algo que quisiera hacer, si no que necesitaba. En el último instante decidió no hacerlo, llevaba en el vientre a su futura hija, y él pensaba crear un monstruo con esa niña, no podía permitirse que ese feto muriese.
—Cariño, por favor, no me dejes aquí abajo.
Las súplicas de Eva se le hacían lejanas, Marcus solo era capaz de repetir mecánicamente lo que hacía casi a diario. Atar las manos y las piernas de la víctima, amordazarla de alguna manera y dejarla en la oscuridad hasta que se decidiese su destino. No iba a matarla, al menos no por el momento. Quería a su hija, y la quería viva.
Subió las escaleras despacio mientras seguía escuchando los gritos de su mujer, que se iban apagando según se acercaba al umbral de la puerta del sótano. No podía suplantar a Irene, lo había intentado por todos los medios, había intentado cambiar su estilo, reeducarla, hacerla únicamente obediente para que pudiese ser como él deseaba y necesitaba. Pero era algo que se le había hecho imposible. Ella no era Irene, y nadie lo sería, Irene estaba muerta y tenía que aceptarlo.
Si Irene no iba a estar en su vida, el destrozaría la vida del mundo, creando caos a su alrededor, haciendo que sus hijos creasen caos por donde fuesen, educándolos para que sus nietos también fueran creadores de caos. Se había acabado la paz que precedía a la tormenta.
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¿Cómo crear un asesino?
General FictionNaces. Creces. Trabajas. Mueres. Un ciclo sencillo que dura de media 80 años, pero ¿Y si alguien acelera el proceso? Naces. Creces. Trabajas. Te matan. Esta es la historia para saber cómo crear a esas personas que aceleran el proceso. ...