20 de diciembre de 2007

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—¡Feliz cumpleaños! —Un grito animado despertó a Marcus antes de que el sol le diese en la cara como todas las mañanas, era lo bueno de que ese edificio no tuviese cortinas, persianas o contraventanas, no se necesitaba ninguna clase de despertador, ya lo hacía todo el sol.

—¡Irene! Aún no ha salido el sol... —La réplica de Marcus fue seguida de esconderse bajo la almohada y taparse aún más con las mantas.

—Venga, levanta, es tu último cumpleaños siendo menor de edad.

Sus ojos se abrieron de golpe. Solo le quedaban 366 días de minoría de edad, eso quería decir que en un año si le pillaban no había manera de que le juzgaran como a menor.

Se incorporó y vio la sonrisa de Irene, lo cual le hacía brillar mucho más de lo habitual. La veía resplandeciente hasta cuando no podía arreglarse por falta de dinero para las duchas publicas, pero se veía que había madrugado para ir a las mismas y estar lo mejor posible para ese momento. Llevaba la ropa que utilizaba cuando iba a las entrevistas de trabajo para causarle una buena impresión y tenía un paquete entre las manos, un regalo de cumpleaños para él.

—Irene, no tenías que hacer esto, yo no te regalé nada.

—Por eso yo te regalo algo, para que el año que viene te acuerdes de regalarme algo. Ahora ábrelo.

Marcus cogió el paquete y lo abrió, la primera capa reveló una caja de cartas y otro paquete haciendo de base a la caja de cartas. Irene hizo un gesto con la cabeza para que siguiese a lo suyo y abrió el paquete de cartas para encontrarse una baraja de magia comprada en la tienda del Gato Negro, dedicada únicamente a la magia, con el dibujo de atrás personalizado en las esquinas. La personalización estaba hecha a mano por Irene, hacía que la esquina superior derecha había una M y la esquina inferior izquierda tuviese una I en las cartas pares y al revés en las cartas impares.

Antes de decir una sola palabra notó el dedo índice de la que lo había despertado sobre sus labios, negándole la palabra para que siguiera abriendo su regalo. Cogió el siguiente paquete y lo abrió. Era una libreta, neutra, sin ningún tipo de adorno ni dedicatoria aparente. Al abrirlo vio ciertas marcas en la primera página e Irene le tendió un lápiz para pasar la mina y descubrir lo escrito.

"Para que crees cualquier truco de magia que puedas imaginar"

—Irene... Esto es precioso, ¿Por qué me regalas esto?

—Bueno, la magia se te da bien y te gusta, podría ser tu manera de salir de este tugurio. —Su respuesta hizo que Marcus sonriera como nunca. Abrazó a la chica de la que llevaba tiempo enamorado y acababa de enamorarse aún más.

Irene le devolvió el abrazo, deseando que él se diera cuenta de lo que sentía, que se diese cuenta de que la razón de los regalos era que empezaba a sentir algo más que amistad por él, pero que no se atrevía a decir nada por toda la presión que tenía para conseguir dinero y vivir mejor que ellos.

Marcus cerró los ojos pensando en qué manera podía tener para enamorarla, sin saber, tan siquiera sospechar, que eso estaba sucediendo sin que él se diera cuenta de ello.

Ese abrazo fue mucho más largo de lo que a ambos les pareció, se sentían seguros junto al otro y no querían dejar de sentirse así. Poco a poco ambos se tumbaron en la cama de Marcus, una de las pocas lo suficientemente anchas como para dos personas y que estaba elevada del suelo, desde que había vuelto a su vida criminal podía darse lujos aún ahorrando bastante dinero.

¿Cómo crear un asesino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora