Su nombre era Akiko Yoshida, una mujer de estatura promedio o sea, ni muy alta ni muy baja. De cabellos negros, lacios y cortos hasta los hombros. Su segundo género era beta por lo que pudo oler. Desprendía un olor a lavanda, que hizo mover su nariz ligeramente y sus ojos eran color marrón claro. Era amable, y le explicaba todo paso a paso, sin prisas o amenazas. Las primeras semanas fueron para enseñarle a escribir y hablar correctamente frente a los demás. Luego fue el como debía pararse, comer, utensilios que debe usar, vestir, peinarse, etc... Las semanas pasaron (2 meses), y Kambe seguía trayéndole un regalo, que amablemente rechazada y hacia gruñir al alfa.
En las noches, se iba al cuarto que compartía con Yuu y le enseñaba las vocales, consonantes y luego a formar palabras antes de mostrarle como se escribían cada una de ellas, claro que después de pronunciarlas. Kambe ya no venia al apartamento constantemente como hacia al principio debido al trabajo, pero si pasaba los miércoles para darle regalos que como bien dijo al principio, rechazaba.
Se puso un pantalón color crema hasta las rodillas, una t-shirt blanca junto con un jacket color marrón y zapatos del mismo color. Había vestido a Yuu con una camisa blanca y pantalones cortos azules hasta sus rodillas. Dejo que Yuu escogiera sus zapatos, los cuales fueron unas chanclas marrones al igual que su padre. Peino a su hijo hacia el frente y a el mismo hacia los lados con una partidura en medio.
Extrañaba trabajar, más de recoger reciclaje que de prostituto, pero le había dicho a Kambe que primero dejaría que le educara antes de él trabajar. Tomó la mano de su hijo y ambos salieron fuera de la casa, pero tres hombres vestidos en trajes de negro, le impidieron la salida.
¿Qué era esto?
Frunció el ceño y colocó a su hijo detrás suyo antes de preguntar qué ocurría.
— Le exhortamos a que regrese al departamento, joven. El señor Daisuke Kambe, nos dio instrucciones de no dejarle salir.
Abrió sus ojos un poco y volvió a entrar al departamento antes de coger el teléfono de la casa y presionar el número uno como contacto directo de emergencias. Espero unos segundos antes de que la voz profunda de Kambe le contestase.
— ¿Por qué no me dejas salir? ¿Kambe? -preguntó con el ceño fruncido-
— ¿A dónde irás? No saldrás hasta que te eduques por completo. -dijo no dando espacio para refutar-
Haru sintió sus ojos arder, pero colgó sin despedirse y tampoco era que Kambe se lo mereciera. Sonrió como pudo a su hijo y agacho un poco para estar a su nivel. Los ojos de su hijo penetraron los suyos como viendo más allá de él y dio un pequeño respingón cuando los pequeños, pero finos labios de su hijo, besaron su mejilla.
— esta bien, mamá. -le sonrió y tomó de la mano para tirar de esta- ¡legos!
Finas lágrimas bajaron por las mejillas de Haru, pero este sonrió antes de irse a la habitación y jugar con su hijo. Las cosas mejorarían o eso pensaba... Ese mismo día, llegó su educadora con una sonrisa apenada por llegar sin avisar, pero el señor Kambe la había llamado para seguir enseñándole; no dándole tiempo para un descanso. Pero esta vez, Haru exigió que su hijo se quedara con el si no, no estudiaría. La señorita Akiko, asintió como pudo a sus exigencias y dejo que el pequeño Yuu, se sentara en el regazo de su padre.
— Bueno, hoy comenzaremos con las obligaciones de un omega -avisó para sacar la pizarra blanca donde usualmente le ensañaba y educaba con diversos temas-
— ¿Por qué obligaciones? ¿Y si un omega no quiere hacerlo? -preguntó curioso-
La beta dejo salir una sonrisa nerviosa y tragó, para comenzar a dibujar y nombrar temas con sus cosas en la pizarra.

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A Soul Battle
FanfictionUn omega de 39 años, Haru Katou y su hijo de dos años. Daisuke Kambe, un alfa de 27 años. ¿Qué les deparará la vida a esto dos seres? ¿Cómo sus caminos se cruzarán? {Soy un asco haciendo pequeñas descripciones, así que solo pasen a leer y espero...