Los próximos días para Haru y Kambe fueron lo mismo, hidratarse, comer, aparearse y volver a dormir. Pero en ninguna de ellas, Haru se auto-lubricó o tuvo una crisis de celo como usualmente un omega reacciona ante el celo de un alfa. Así pasó una semana y un día después, ya que Daisuke se negaba a soltarle luego de haberse acabado su celo. Tuvo que obligarle a tratarse sus manos lastimadas debido a las fuertes mordidas que se daba para no morderle el área donde alguna vez tuvo las glándulas para una marca oficial. Aunque al final irónicamente terminó por ceder a su lobo y mordió el área cicatrizada del omega. Al segundo día, luego de la semana, Haru se encontraba durmiendo en la cama de Daisuke, pero este no se encontraba en el apartamento.
Yuu con timidez y cierta rapidez se escabulló en la habitación del alfa. Se trepó en la cama y al ver mordidas y moretes como huellas de dedos en la piel de su madre; soltó un quejido lastimero. Se acurrucó a un lado de su madre para calentarle y protegerlo. Haru al sentir esa calidez ya conocida para el, sonrió aún medio dormido y con sus ojos cerrados. Se volteó como pudo en la cama para apegar a su hijo en su pecho y besar sus cabellos. Yuu ronroneó y olfateo a su madre para reconocer el aroma del alfa mayor.
— No me hirió, mamá esta bien. -aseguró a su hijo con una sonrisa dormilona.- Duerme con mamá ¿si?
— Sí, mami.
Haru suspiró cansado y frotó su nariz en la cabellera de su hijo; lo extraño en demasía. Ambos durmieron más relajados al saber que estaban bien o al menos eso Yuu se repetía al ver el estado en el que su madre se encontraba.
Al tercer día, Haru se pudo se levantar de la cama y caminar por el apartamento. Kambe se aseguraba de que el omega estuviera comiendo y aseado. Unos masajistas habían venido para darle una sección de cuerpo completo ante la presencia de Kambe y Yuu. Se sentía mimado por el alfa, ah, no olvidemos que dejo que Yuu durmiera con ellos (entre medio de ambos), en la cama y habitación de Kambe.
Haru se colocó el collar que Suzue le había dado, alrededor de su cuello y salió junto a Yuu fuera del apartamento. Ambos iban de la mano por las calles, y cuando cruzaron la misma, vieron una pequeña pastelería no tan lejos de donde se encontraban. Entraron a dicho lugar e hicieron la fila para pedir lo que querían. Pagaron con una tarjeta de color negro con balance ilimitado como había dicho Kambe.
Buscaron una mesa donde sentarse y se encontró con el omega de cabellos naranjas y el cachorro de cabellos castaños que había estado en sus brazos hace días. El contrario lo saludo y le hizo señas con la mano para que se sentara con el. Haru sonrió tímidamente y saludo primero para luego hacerlo Yuu con un sonrojo en sus mejillas.
— No me acuerdo haberme presentado antes, pero me llamo Hinata Shouyou. Es un placer, Haru Kambe. -le guiño el ojo y soltó una risilla que avergonzó a Haru.-
— ¿Cómo lo sabes? -preguntó apenado y de pronto llevo sus manos a su collar en el cuello y suspiró.- Ya.
-— Además ya todo el mundo lo sabe ¿No ves las revistas? -preguntó entusiasmado.- L-lo siento, si te estoy incomodando.
— No te prepreocupes, no lo haces. Es bueno tener con quien hablar después de todo. -miró al niño de cabellos castaños que jugaba con las servilletas junto a Yuu.- ¿Dónde están los demás? ¿Se perdieron?
Hinata negó con rapidez y llevó sus manos a su estómago ya sintiendo dolor por su nerviosismo.
— E-están con sus padres. Tooru tenia trabajo y es por eso que no pudo estar con el pequeño Maru, pero esta pasando el día con su madre ¿cierto? -preguntó a su hijo, quien asintió con una sonrisa para seguir jugando con Yuu.-
— Espera, ¿Cuántos alfas tienes? -preguntó bajito al omega que se sonrojaba, pero sus ojos se encontraban apagados y tristes ante la mención.- Me disculpo si pregunté algo que no debía.
— No, no. Esta bien, es solo que es un tema complicado y delicado para mi. Verás, La ley prohíbe que un omega tenga cachorros de otros alfas en una misma relación, pero eso nadie lo sabe o al menos eso creo yo. Me sorprendió que Daichi, Kuroo, Tooru, Wakatoshi y Koutarou se lleven bien e incluso aceptaron el compartirme para llevar a sus cachorros. Vivimos en las montañas, alejados de la sociedad, aunque a veces tengamos que salir a la cuidad para hacer las comprar o para los chicos ir a trabajar. -suspiró.-
— Debe ser muy duro para ti. Si necesitas algo me buscas que yo te ayudaré. -afirmó Haru con una sonrisa deslumbrante como las de Hinata.-
— Muchas gracias, senpai.
— Llámame Haru, sin honoríficos.
Hinata asintió y ambos pasaron el día dando vueltas por las calles de Japón, luego de haber salido de la cafetería. Visitaron algunas tiendas del centro y Haru le compró algunos peluches a los niños de Hinata y a Yuu. Complacidos con las pocas cosas que compraron aparte de los peluches, Hinata y Maru se despidieron de ellos con un movimiento de manos. Haru y Yuu caminaron un poco más, pero el mayor terminó por cargar a Yuu en su espalda para detenerse en una esquina. Dejó las bolsas a un lado de sus pies y acomodó mejor a Yuu en su espalda para que pudiera recargar su cabeza sobre su espalda u hombro.
No muy lejos de allí, salía de una tienda de comida rápida, el mismo detective que amenazó con quitarle a Yuu si lo volvía a ver. Ya que este sabía que Haru no estaba marcado y que vivía en las calles. Aparte del abuso infantil que el doctor alego aquella vez que sufría Yuu y por eso lo había llamado. El detective al verlo, frunció el ceño y se acercó con rapidez hacia el omega.
Haru pegó un grito nada masculino, cuando sintió un tirón en su brazo. Haciendo que se desbalanceara y que perdiera el agarre en Yuu. Este último casi caía al suelo, pero los reflejos de Haru fueron más rápido y le sostuvieron de su jacket. Yuu se quejó y Haru suspiró aliviado para ponerlo en el suelo con cuidado. El agarre en su brazo se hizo más intenso y gimió por el dolor.
— ¡Suéltame! -Haru frunció el ceño cuando se volteó a ver al detective.-
— Cuida como hablas, omega. -le lanzó una mirada de advertencia que dejo a Haru pálido.- Te lo advertí aquella vez en el hospital. Te lo quitaría. -miró a Yuu, quien comenzaba a morderle la pierna para que soltará a su mamá.-
— N-no, es mi hijo. -suplicó y comenzó a llorar cuando su espalda tocó la pared por el golpe que el detective le dio en su mejilla para aturdirle y que no le siguiera.- ¡Yuu! -gritó una y otra vez el nombre de su cachorro cuando el detective lo cargó en sus brazos y se alejaba con el.- ¡Mío!
Se levantó con piernas tambaleantes, aún aturdido por el golpe, y comenzó a correr en la dirección que se había ido el detective con su hijo. Escuchó un "mami" lejano y su corazón se aceleró, queriéndose salir de su pecho. Sollozó y gritó sintiéndose impotente. Haciendo el ambiente más pesado por su olor amargo a su alrededor. Pensó en su alfa y corrió hacia la estación de policía.
Quería a su hijo ya, no podía permitir que alguien lo tomara o lo mataran. Negó y sorbió por la nariz para seguir corriendo. Sus pulmones llegaron a doler, pero eso no le impidió el seguir corriendo como loco. Antes de llegar a la estación visualizo a varios uniformados cerca de una patrulla, comiendo y riendo. Con sus feromonas a flor de piel «miedo y desesperación» fue hacia los uniformados. Aquellos perdieron el apetito al captar el hedor que el omega frente a ellos, soltaba. Unos fruncieron el ceño y otros le miraron con desdén. Haru jadeó y limpió sus mejillas y su labio lastimado por el golpe que había recibido con anterioridad.
— ¿Pueden llamar a Kambe? -preguntó y vio como le ignoraban y eso lo enfureció.- ¡Mi hijo se lo llevaron! -gritó y tomó al oficial más cercano a el por la camisa para que lo mirara a los ojos.-
— ¡Suéltame omega! -removió las manos de Haru de su camisa y cuando vio que este iba agarrarlo otra vez; le propino un golpe en su mejilla que hizo eco.-
Haru sollozó silenciosamente, el dolor que sentía en su rostro no se comparaba al dolor que sentía en su corazón al no tener a Yuu en sus brazos. Los uniformados al ver al omega sollozar rieron y lo esposaron para llevarlo al cuartel más cercano y dejar que pase algunas noches en una celda. Sin percatarse del collar que envolvía su cuello. El mayor pataleo, gritó y lloró para que lo soltasen y ayudasen a recuperar a su hijo, pero eso fue escuchado por nadie.
Haru llegó a pasar algunas horas en la celda, pero no durmió en el tiempo que estuvo ahí. Lo próximo que escuchó fueron gritos de conmoción.
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A Soul Battle
FanfictionUn omega de 39 años, Haru Katou y su hijo de dos años. Daisuke Kambe, un alfa de 27 años. ¿Qué les deparará la vida a esto dos seres? ¿Cómo sus caminos se cruzarán? {Soy un asco haciendo pequeñas descripciones, así que solo pasen a leer y espero...