Capítulo 28

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—¿Segura de que llevas todo lo que necesitas? 

—¡Claro! Estoy más que segura. Aunque, pensándolo bien, creo que olvido algo.

De acuerdo, lo preguntaba con cierto tono de broma.

La veo que sale con dos maletas llenas de lo que quizás es ropa, además de un bolso donde lleva algunos accesorios que usan regularmente las chicas. Es sábado temprano por la mañana, ayer fue el cumpleaños de Elena y hoy vamos a Joshua's Tree. No ha dejado de mencionar lo emocionada que se siente, lo feliz que está de visitar ese lugar. 

—Enana, pero si solo vamos el fin de semana, no es necesario que lleves demasiado.

—Créeme, todo lo que llevo en estas maletas lo necesito —menciona mientras coloca sus cojas en el maletero—. Bien, ¡ya es hora de irnos!

Nos despedimos de su madre y su abuela. Me parece increíble ver que le otorgaron permiso para ir a un lugar que está a decenas de kilómetros a lado de su novio. Supongo que es porque me tienen la confianza suficiente, y eso para mí es bueno. Después de un par de minutos emprendimos nuestro viaje a ese lugar que tanto extraño y que ella está feliz de visitar por primera vez.

—No podemos empezar nuestro camino sin antes ver el mapa. —Extiende el enorme papel al frente. 

—Pero si tenemos el GPS de nuestros teléfonos. 

—Me gusta a la antigua, así que yo revisaré el mapa mientras tu te guías con lo ultimo en tecnología. 

Solo asiento mientras la veo pelear con ese papel que por lo que veo, no le entiende muy bien. Resisto reírme de solo observar dicha escena y continúo conduciendo. 

—¿Sabes qué? Olvídalo, me voy por el teléfono. 

—Te lo dije. 

El camino es largo. Poco a poco observo como vamos dejando la urbanización para adentrarnos a una carretera que se encuentra un poco solitaria a los alrededores. El sol resplandece y un aire frio entra por la ventanilla del lado derecho. Veo a Elena por un par de segundos y su cabellera luce alborotada por el viento.

—Lo que me gusta de todo esto es el viaje por carretera —menciona Elena mientras ve por la ventanilla—. Todo se ve tan tranquilo.

—En eso tienes toda la razón —respondí sin apartar la mirada al frente.

Hace tiempo que no pasaba un fin de semana así. Celebrar de esta manera los dieciocho años de Elena fue la mejor idea que pude tener. Verla completamente feliz es más que suficiente, eso lo recompensa todo. De pronto, comenzó a buscar entre su bolso algo, hurgaba una y otra vez hasta que sacó una bolsa de papas fritas.

—¿No crees que es muy temprano para eso?

—Lo sé, pero tengo hambre. No fue mucho el desayuno de esta mañana —expresa con tristeza.

Roces accidentales [Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora