Capítulo 29

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Advertencia: Este capítulo tiene contenido +18 (sexo). Si eres de las personas que no les gusta esto desliza hasta encontrar estos símbolos (• • •) y si no, ignora este mensaje y disfruta de este capítulo porque seguro es lo que estabas esperando... no finjas. 🙃 


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Por un instante sentí que me paralicé al ver a Elena amenazándome con ese cinturón. Por suerte solo fue una broma ya que comenzó a reírse. No me quejaría si hacíamos algo a lo Christian Grey, como lo dijo Chuck el día después de mi cumpleaños, pero creo que sería demasiado.

—Tranquilo, no voy a hacerte nada... todavía. —Se apartó de mí ya que tenía que cerrar la puerta.

Me mantuve un momento en mi lugar y después de varios segundos me levanté de prisa e hice lo que tenía qué hacer. Ni siquiera era tan rápido en mi casa al momento de cerrar puertas y ventanas como lo soy en este momento. 

Sabía lo que estaba a punto de suceder. Después de algunos intentos fallidos este era el momento indicado, no había marcha atrás y no tendríamos alguna interrupción esta vez. Jamás en mi vida había sentido esta sensación que ahora recorre por todo mi cuerpo. Ese sentimiento de deseo por la mujer que amo, de por fin tenerla solo para mí.

Regresé a la habitación y me detuve en el umbral de la puerta mientras la observaba. Buscaba algo en su bolso, y la conozco tan bien que puedo jurar que se veía un poco nerviosa. Siendo sincero, yo también lo estaba. 

—¿Todo bien, Elena? —pregunté, ella giró hacia mi dirección y me dio una sonrisa. Caminé hacia la cama y me detuve justo al lado.

—Eso me recuerda algo. —Se acercó a donde me encontraba, quedando frente a frente. 

—La tarde en la playa de nuestra primera cita. Aquella vez me quisiste manosear sin mi consentimiento.

—Pero lo querías. —Sonrió de manera maliciosa mientras nos veíamos a los ojos.

Bien, eso no lo puedo negar, en verdad sí quería que me manoseara. Pero teníamos poco tiempo de conocernos, apenas éramos amigos, así que era demasiado.

—Oye, Elena...

—He traído preservativos. —Interrumpió, tomándome por sorpresa.

—De acuerdo, eso no iba a preguntarte, aunque yo también he traído.

Esto me recuerda al día en el cual Zach intentó tener una charla sobre sexualidad con Pete y conmigo días antes de mi cumpleaños. Tuve una con mi padre hace ya varios meses —a pesar de no tener buena comunicación, siempre trató de aconsejarme—, justo días después de haberle dado mi virginidad a esa chica que estaba muy apegada a Adam. Recuerdo las palabras de mi padrastro: «no les voy a pedir que no lo hagan porque estoy seguro de que lo harán de todas formas. Deben cuidarse, así evitarán embarazos no deseados y enfermedades. Háganme caso, ¡por favor!»

Roces accidentales [Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora