Capítulo 33

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Esta es la primera reunión en que mi mejor amigo no me acompañó a pasarla bien como solíamos hacerlo. Terminé un poco ebrio y Elena tuvo que llevar el auto de regreso a casa de mi padre y Susan. Por suerte, no estaba muy lejos y llegamos sin problema alguno. Extrañaba todo esto, creo que ha sido la mejor noche desde que la pandilla se desintegró.

Nos quedamos en mi habitación y por la mañana despertamos temprano para ir al lago que está a unos cuantos minutos de casa. Antes de bajar hablé por un par de minutos con Elena respecto a lo de anoche.

—¿Descubriste algo en tu conversación con los chicos? Vi que estaban muy atentos a lo que hablaban —comenta mientras está cepillándose el cabello.

—Sí, hay demasiadas novedades respecto a la noche en que supuestamente maté al sujeto —digo mientras estoy sentado en el borde de mi cama colocándome mis vans—. Mi amigo que falleció confesó varias cosas.

—No me digas, ¿descubriste que no fuiste tú el asesino? —La vi de inmediato cuando mencionó eso.

—¿Sospechabas algo? —Ella asintió y se sentó a mi lado.

—Lo supuse en cuanto me dijiste sobre la manera en cómo murió, supongo que llegaron a la conclusión de que era imposible que le fracturaras el cráneo con tus golpes.

Estaba sorprendido por todo lo que acababa de decir. Creo que el querer estudiar enfermería le vendría bien, pero también si quisiera ser investigadora no lo haría para nada mal.

—Elena, ¿por qué no me lo dijiste?

—Necesitaba estar cien por ciento segura, no quería estropearlo, pero veo que has descubierto todo anoche. Es triste que tu amigo haya acabado con su vida después de confesarlo.

—Él tenía ya demasiados problemas, eso también fue motivo para tomar esa difícil decisión, estaba solo. —Suspiro—. Me siento mal que nadie haya estado con él para ayudarle.

De nuevo, me siento nostálgico por lo sucedido con Mike, no me quiero imaginar qué fue lo que pasó por su cabeza para haber hecho semejante cosa. Pero necesitamos continuar.

—Ey, chicos, buen día. —Mi padre se encuentra en la entrada de mi habitación—. El desayuno ya está listo, además necesito mostrarles algo, sé que les gustará.

—Por supuesto, en un momento más bajamos —nos da una sonrisa y baja a la cocina. No lo sé, pero aún me es extraña la actitud de mi padre.

Le indiqué a Elena que bajáramos, desayunamos en medio de una plática amena antes de salir. Se supone que de nueva cuenta mi madrastra nos prestaría su auto, pero al parecer mi padre nos tenía una sorpresa como lo ha mencionado hace un par de minutos.

—¿Qué es eso que nos quieres mostrar? —cuestiono mientras caminábamos al garaje. Ahora que lo veo, luce más adornado y ya no hay tantas cosas.

Roces accidentales [Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora