𝑷𝑹𝑶𝑫𝑰𝑮𝒀- Uchiha Sasuke.

¡Celoso!

¡𝑳𝒆𝒔 𝒓𝒆𝒄𝒖𝒆𝒓𝒅𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆𝒏 𝒗𝒐𝒕𝒂𝒓 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂 𝒔𝒊 𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒆𝒔 𝒈𝒖𝒔𝒕𝒂!¡𝑴𝒖𝒄𝒉𝒂𝒔 𝒈𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂𝒔!

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"Quiero que sepas que a ti te diría todo lo que nunca supe decirle a nadie"

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Annami Hatake

Me encontraba con mi emo en el departamento almorzando, no estaba feliz y la razón es porque ¿saben qué cosa comíamos?.

¡ENSALADA!, ¡ESO NO ME ALIMENTA!

Ahora podría estar comiendo felizmente Ramen, podría estar digiriendo a Alfred que estaba en la alacena pero al señorito se le ocurrió que debía comer algo ligero debido a que si usaba mucho chakra en el entrenamiento me sentiría mal y vomitaría.

-Ugh- bufé.

-¿Qué pasa?- me preguntó con tono burlón.

-Qui pisi- lo imité enojada- ¡sabes perfectamente lo qué pasa!- me crucé de brazos.

-Nami, sabes que no puedes comer cosas pesadas por ahora- dijo mirándome serio.

-¿Quieres que lleve una vida fitness?- dije comiéndome las últimas hojas de lechuga del plato con molestia.

-No digo eso, sólo digo que vas a sentirte mal si comes algo abundante- dijo poniendo la palma de su mano en su frente.

-Claro como la mayoría de la tuya era de tomates, no alegaste ni nada- dije indignada, él estaba comiendo algo que le gustaba.

Terminé de comer a regañadientes, literal solo digerí como 10 calorías. Y mi ánimo no es el mejor cuando no como bien. Así que dejé mi plato en la cocina, caminé hacia el sillón acostándome en él y cerrando mis ojos mientras ponía mis brazos detrás de mi cabeza.

A los minutos el azabache también terminó ya que sentí cómo se paró de la silla, dejó su plato y se acercó a mí, sabía que estaba parado a mi lado pero yo no iba a abrir los ojos, aún estaba indignada.

-Oye- me movió un poco.

- ¿Uhm?- dije sin abrir mis párpados.

-Déjame un espacio- una gotita anime recorrió mi frente, pensé que diría otra cosa, solo suspiré y me moví levemente para que quedara al lado mío.

-Es un poco incómodo porque no es muy grande que digamos- alegué.

-¿Estás molesta?- preguntó inocente y lo miré con el ceño fruncido.

-¿Tú que crees?- la pregunta más difícil para los hombres, mamá siempre se la hacía a papá y él contestaba mal.

-¿Que si?- dijo no convencido y suspiré.

-Yo solo quiero Ramen- hice un puchero, dándome la vuelta como pude ya que con él al lado el espacio era reducido.

Se escuchó un suspiro cansado de su parte y sus manos fueron a parar en mi cintura, dándome la vuelta y terminando arriba de él.

-Ahora es más cómodo- sonrió de lado.

Annami mantén la calma, orgullosa siempre, no hay que caer siempre en sus encantos. Respira 1,2,3,4,5,6,7...

-Si logras avances en este entrenamiento, te cocinaré Ramen- abrió su boca de nuevo y alzando una ceja.

Lo pensé por un rato, debía estar segura de tal chantaje antes de aceptar.