🥀 C A P I T U L O XVIII 🥀

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Se le veía nervioso hasta el punto de que sus piernas temblarán, la emoción de tener una cita con bakugo era lo máximo, aunque el nerviosismo venía del miedo que tenía de cagarla en algún momento y que el cenizo pensará que no valía la pena estar ahí con él.

Miraba embobado la imagen del cenizo comprandole una nieve del sabor que quisiese bakugo, shoto no sabe de estás cosas ni de sabores de helados, en su corta vida ha tenido el privilegio de probalo solo pocas veces con su madre, sin embargo ésos recuerdos eran casi borrosos en su memoria. Y no es que no lo olvidará como no fuera un recuerdo valioso al contrario los valoraba pero debido a que fue a una edad temprana para él, muchas cosas no las recordaba por completo.

Un niño pasó corriendo por enfrente siendo perseguido por su madre ya toda cansada del berrinche de su hijo, no le tomo importancia y volvió a mirar a su cita, el cenizo de acercaba a él con una sonrisa trazada en su sexy rostro con dos conos de nieve en cada mana.

—¡Hey shoto! Te traje uno de pistache, la verdad no sé si te guste pero... Te lo tragas— rio ante lo último y asintió, tomo aquel helado que le habían traído, rápido sintió un escalofrios en su espalda, sentía como dos pares de ojos estaban clavados en su nuca, esto le causó un frío por todo el cuerpo. Volteo hacia atrás y no había nadie, a la mejor no era nada.

—eh... ¿De que es tu helado bakugo?— era de tonalidad rosa, lo más probable es que sea de fresa pero tenía la necesidad de que el cenizo le confirmara el sabor.

—De fresa shoto, ¿Quieres probar?— sus mejillas comenzaron arder y lo más seguro es que estuviera sonrojado pero ¡que más da!. Dirigió su rostro al cono mordiendo suavemente el helado y lamiendo la punta, todo quedo grabado por los ojos del cenizo que le miraban con deseó, ignoró eso— ¿Te gustó?

—si, está sabroso— le sonrió un poco al contrario demostrando que si le había gustado la nieve del cenizo— ¿Y tú quieres del mío?— el otro río negando con la cabeza.

—¡Que tierno!— le tomo sus cachetitos y los estiró jugando con éstos— y no gracias, es tu helado.

¡Claro que no era tierno! Pero cuando le iba a reclamar al cenizo esas miradas las volvió a sentir de sobre manera, eran como dos depredadores asechando a su presa. Pero las dejo de sentir al escuchar el grito de un niño.

—¡Te odio mamá!— soltó el pequeño hacia su madre, fue solo un par de segundos que el rostro de la señora se formará de dolor y tristeza pero aún así no se dejó llevar por sus emociones y se calmo.

—¡Hijo, entiende que no estamos en una buena situación económica! Y lo sabes, no puedo gastar el dinero— al parecer el infante estaba haciendo un drama porque su madre no le había comprado una nieve.

En ese momento se puso triste, como un niño le podía decir algo así a su madre, él a pesar de todo todavía extrañaba a su progenitora, y había veces que por alguna razón su madre no podía comprale muchas cosas y no por eso le andaba diciendo que la odiaba.

—¡Hey estúpido mocoso de mierda! Deja de estar haciendo tu puto berrinche en público y hazle caso a tu madre— escupió con desagrado y enfado, era obvio que vio la cara de su shoto ponerse triste por culpa de aquel estúpido niño—¡Shoto vámonos!

Los dos se tomarán de las manos o más bien el cenizo arrastraba al bicolor hacia la plaza, shoto estaba confundido al respecto ¿A qué se debía el cambio del cenizo?, Por ahora no le preguntaría nada y se dejaría llevar por el chico explosivo.

Llegaron a una pequeña cafetería de la plaza, el cenizo lo guío hasta una mesa en el rincón, dió gracias pues no quería llamar la atención, usualmente cuando venía con midoriya, muchas chicas se le acercaban a coquetearle o a conseguir su número. Y midoriya era el que se encargaba de alejarlas, ya que le ponían incómodo.

SUEÑOS. [ BAKUTODO ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora