Ella cerró los ojos de nuevo y ahora ya se encontraba en un sitio diferente. Parece ser la entrada a un salón enorme, no hay muebles, solo un montón de pinturas en las paredes y del techo cuelgan un par de arañas estilo europeo.
Alrededor de veinte personas, adornan el lugar con flores y luces, acomodan el banquete y sacan los barriles de vino para un importante evento nocturno.
—En aproximadamente una hora estará todo listo para la fiesta Laurent —Julio se acerca a la joven con una lista en mano.
—Quiero que todo quede perfecto, Dorian cumple veinte años mañana y lo último que decía su carta es que tiene algo muy serio que hablar conmigo —se sentía y mostraba tensa al respecto.
—Quédate tranquila Laurent, yo mismo me encargue de todo para que no haya ningún inconveniente con su regreso ni con la celebración de esta noche.
Lo observó un par de segundos y finalmente respondió.
—Eso espero Julio, puedes retirarte —el hombre asintió con la cabeza y se fue.
Los carruajes ya empezaban a llegar, varias personas de distintas partes del mundo se unían a la celebración por el cumpleaños de Dorian. Algunos preferían guardar su distancia por el propio bien del muchacho, por lo que no tenían pensado presentarse a la fiesta.
La razón de esto es porque Dorian aún era humano y aunque en repetidas ocasiones Laurent le había propuesto transformarlo en vampiro, él seguía negándose.
El amor que Laurent tenía por el joven, sobrepasaba toda clase de sentimientos que alguna vez pudiera haber sentido por cualquiera, eso incluye a sus aliados o a su propia sangre.
Ella anhelaba que el chico permaneciera a su lado por toda la eternidad, lo cuidó desde que era un niño y respetaba levemente la decisión de que él no quisiera convertirse en inmortal, aún cuando la idea de que podía perderle a causa de un accidente, una enfermedad o simplemente la edad, le atormentara todos los días.
Era un miedo que le consumía desde adentro, Laurent era capaz de asesinar a cualquiera que intentara hacerle daño a Dorian aunque fuera con el pensamiento.
Y Dorian, le daba la espalda a todos por seguir a Laurent a donde fuera, por defenderla era capaz de traicionar y delatar incluso a la personas más cercanas a él, cualquier cosa con tal de protegerla.
Ambos se entendían y conectaban a la perfección y nadie podía comprenderlo.
Los demás aliados de Laurent, sentían cierta devoción y lealtad, en vista de que fue ella quien les otorgó la inmortalidad, por naturaleza se debían a ella; obligados a seguirla y obedecerla en cada paso o decisión que tomara.
Con el paso de los años, la lealtad se convirtió en algo más fuerte, Laurent los respetaba y de cierto modo, les tenía aprecio y este era mutuo. Pero con Dorian era distinto, él le entregó su fidelidad por elección y ella le dio algo más que simple respeto; le rindió todo el afecto e inclinación que su corazón era capaz de sentir. Se enamoraron.
Al principio Laurent se sentía culpable por ser la responsable de la muerte de su madre, así que tomó la decisión de cuidar de él, hizo a un lado su naturaleza destructiva y en su lugar le dio una oportunidad al arrepentimiento y la culpa.
Dorian la admiraba por su fuerza, poder e inteligencia. Nunca la vio como una madre o una hermana, para él siempre fue una amiga, un ejemplo a seguir; y cuando creció, empezó a verla como mujer.
Un sinfín de sentimientos florecieron en ambos pero ninguno de los dos era lo suficientemente valiente para reconocerlo, ni mucho menos para confesárselo al otro.
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Mi Antigua Vida (TRILOGÍA FAMILIA REAL)
Teen Fiction1ER. LIBRO DE LA TRILOGÍA "FAMILIA REAL" "Existen dos cosas de las cuales jamás se podrá escapar: el pasado y la verdad". Fueron mis últimas palabras antes de arrojarme hacia mi muerte infalible. Hasta hace seis meses Laurent tenía una vida consider...