CAPÍTULO 26: El tiempo se acabó.

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Cada que bajaba uno de los escalones que nos dirigía al área donde se localizan las celdas, sentía un vigor que me recorría la sangre, que se fortalecía con la presencia de aproximadamente siete aliados cuidándome la espalda y asegurándose de que el peligro se mantuviera fuera de alcance.

—Revisamos las cámaras de seguridad desde las escaleras hasta el interior de la celda, pero nadie entró o salió minutos antes de que Hugo intentara escapar —el sujeto que hace unas horas se me había acercado para darme la bienvenida, coloca una pantalla táctil en mis manos para que pueda verificarlo con mis propios ojos.

—Me estás diciendo que no hubo fallas en el sistema de seguridad puesto que las cámaras funcionaron correctamente todo el tiempo pero cómo explicas que una celda que sólo se puede abrir con reconocimiento de voz, fue abierta y sin indicios de que alguien la haya manipulado —no quería externar mi furia pero no podía evitar sentir como estaba siendo vilmente engañada por uno de mis propios aliados—. Siendo honesta esta situación está comenzando a incomodarme.

Me di la vuelta para prestar atención a lo que el sujeto estaba por decir, él no quería alardear más sobre la posibilidad de que sería imposible descubrir quién fue el responsable de abrir la celda pero sobre todo acerca de que esta persona tenía algún motivo especial para ayudar a escapar a Hugo.

—Recuérdame tu nombre por favor —pregunté al percibir que comenzaba a sentirse intimidado.

—Leo —contesta con seriedad.

—Leo, tengo problemas más graves por los que preocuparme, como por ejemplo, que mi hermano está planeado matarme desde hace setecientos años. Salí huyendo de un lugar donde no me sentía a salvo porque tenía a mis enemigos respirándome en el cuello y mande a edificar este recinto porque es el único sitio donde creí que por fin podría encargarme de mis cuentas pendientes tranquilamente, ¿entiendes lo que digo?

—Entiendo Laurent pero...

—Resuélvelo Leo, si tienes que contratar a un especialista en sistemas o un terrorista para que revise hasta el más insignificante código, HAZLO —enfatizo que a partir de este momento debe priorizar en encontrar a quién ayudó a Hugo—. No puedo ocuparme de todo yo, para eso te tengo a ti, te has hecho cargo de este lugar desde que desaparecí y todo parecía funcionar de maravilla, recupera esa autoridad y asegúrate de que la próxima vez que te acerques a mí para hablar respecto a esto, ya tengas la respuesta.

—Sí Laurent —antes de retirarse pude notar como el color plateado de sus ojos cambió a azul marino.

Leo se retiró con serenidad y en silencio, Julio y Amelia permanecieron detrás de mí y en pocos segundos continuamos caminando al sótano para hablar con Hugo y conocer cuáles eran las indicaciones que recibía.

—Tengo curiosidad —Julio se colocó a mi lado y esperó a escuchar cuál era mi inquietud—. ¿Por qué sus ojos cambian de color?

—Es una característica propia de la transformación, más específicamente de tus aliados.

—Pero ¿qué significa?

—El color plateado significa que siguen aferrándose con desesperación a sus sentimientos y emociones humanas, mientras que el azul se define como el vacío.

—¿Y por qué son de un color y de repente cambia?

—Se creía que los cuatro hermanos Amery poseían almas vacías, incapaces de amar o empatizar con cualquiera, pero después se descubrió que había una equivocación —Julio continúa hablando con la mirada fija en el frente—. Aquellos individuos que fueron transformados por Young soo y Vincent de inmediato adoptaron el color azul y nunca se tornaron de un color distinto.

Mi Antigua Vida (TRILOGÍA FAMILIA REAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora