CAPÍTULO 13: De vuelta en casa.

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—¿Vampiros? ¿Usted cree que eso pudiera ser posible?

—Al principio solía pensar que eran mentiras que se le contaban a los niños, además de que aquellas personas que sostenía que eran verdad terminaban internados en el hospital St. Orien.

—¿Cómo determinaban que mentían y que en realidad estaban enfermos?

—Los sucesores del clan Zus se encargaban de que se les realizarán las pruebas necesarias y si un médico determinaba que la persona no se encontraba "bien" de sus facultades mentales, Iván Zus, el anciano del clan se hacía cargo de todo, para que en cuestión de horas el afectado quedará encerrado en hospital.

—¿Bastante sospechoso no cree?

—Es por eso que mucha gente quiso salir de este pueblo, buscar un nuevo sitio para vivir.

—¿Y las personas que deciden quedarse?

—Iván Zus, en sí toda su familia, poseen mucho dinero y siempre les gusta complacer a los habitantes del pueblo con fiestas, ferias e incluso regalos. Por lo que la gente termina por ignorar todo lo espeluznante que rodea ese apellido —puedo notar cierto desprecio en su voz y en las palabras, dejo que continúe hablando sin hacer ninguna observación— se puede decir que incluso los veneran; pero a mí nadie me quita de la cabeza que tienen algo muy grave escondido.

—¿Qué relación tenían los antiguos habitantes de esta casa con los Amery? —esta pregunta es la que más llevaba afectándome desde que llegamos al pueblo.

—¿Cómo se enteró de eso?

—Obviamente le omitió información a mi madre cuando vino a verla para comprarla, ¿no es así? —me observaba con atención, evidentemente este dato era muy importante, tanto o más que ocultarlo cuando mamá visitó por primera vez este lugar— me interesa demasiado saber, por qué los anteriores dueños sí visitaban la mansión Amery y algo me dice que usted sabe más de lo que quiere aparentar. 

—¿Puedo preguntarle algo a usted señorita? —asentí y esperé callada.

—¿Por qué tanta inquietud en saber quién vivía en esta casa? Cuando hablé con Miranda, me dijo que fue usted quien encontró este lugar y como comentario, agregó que fue bastante clara sobre las indicaciones de la nueva casa donde quería vivir; fue por eso que pude ofrecerle esta vivienda a su madre. Porque nadie más en noventa y cuatro años se había interesado por este pueblo, ni mucho menos por la casa.

—Me importa, porque en mi habitación hay cinco vestidos de época que parecen muy valiosos, además en la biblioteca también hay un viejo librero con unos cuantos libros vetustos —no quería dar explicaciones de más, como por ejemplo que el hombre que enfrentó a Silas y a Nicolás me llamó Laurent Amery— siendo que mamá me dijo que la casa estaba completamente vacía antes de mudarnos.

—Señorita... —intentó interrumpirme. 

—¿Aparecieron por arte de magia? ¿Llegaron solos? Me ha dicho que en noventa y cuatro años nadie ha vivido aquí y que tampoco la han reclamado. Le dijo a Miranda que no conocía a los dueños, pero su familia y usted también, crecieron en este pueblo, no sé pero tengo la ligera sospecha de que me está ocultando algo más.

Se ponía más pálido con cada declaración que daba, sus labios se resecaron y cada cinco minutos tragaba saliva con la mirada fija en la mía.

Por otro lado, yo me sentía muy tranquila y confiada, hasta cierto punto me divertía verlo y sentirlo asustado, cruce ambas piernas y apoye mis manos sobre los brazos del sillón, dejando que mi espalda cayera sobre su respaldo.

—Conozco los nombres de las personas que vivieron aquí, he incluso quién mandó a construir la casa —el pánico es tan perceptible en sus ojos, que comenzaron a desprender lágrimas, aún sin rodar por sus mejillas.

Mi Antigua Vida (TRILOGÍA FAMILIA REAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora