La carretera era un baño de sangre, Iván Zus se había ido hace un rato, él nunca se transformó y ya no quedaba ningún lobo con vida.
Apenas podía caminar por la cantidad de mordidas que recibí.
Tenía sangre por todas partes, la mayoría pertenecía a los lobos, mis heridas se curaban rápidamente impidiéndome sangrar. No siento culpa o remordimiento alguno por las vidas que acabo de arrebatar, sino euforia que me hace palpitar el corazón y acelera mi respiración, es como si una parte de mis sentimientos hubiera desaparecido.
La batalla duró poco tiempo, ni siquiera me di cuenta cuando Iván escapó, de un instante a otro ya no lo vi.
Con todo lo sucedido me olvidé de Alexander, después de que Iván Zus apareció no hizo ruido alguno, me imagino que no quería levantar sospechas de que seguía con vida.
—¡ALEX! —grité con la esperanza de escucharlo.
—¡ALEXANDER! ¡¿ME ESCUCHAS?!
Mis emociones humanas aparecieron de vuelta, los ojos se me llenaron de lágrimas a causa de la frustración de no saber qué sucedió con mi hermano. No permití que el pánico me gobernara e intenté pensar en una forma más sencilla de encontrarlo, antes de que fuera demasiado tarde.
En vista de que había abundante sangre, la infinidad de aromas que mis fosas nasales alcanzaban a tocar, censuraba mi capacidad de detectar a Alexander causando que me retrasara más.
Desde la última vez que me permití dormir y horas después desperté en una roca en medio del mar, me di cuenta de que percibía las emociones de la gente como si yo misma las experimentará, podía sentir y oler el miedo de los demás, aquí no hay nadie más vivo a excepción de Alex, solo debía concentrarme lo suficiente, para apreciar tanto como Alexander fuera capaz de sentir.
Cerré por un instante los ojos y me concentré en un escalofrío que me recorría las piernas, era como un cosquilleo, mi respiración se agitó y me sentía cansada, como somnolienta. Pasaron unos cuantos segundos y de pronto ahí estaba, el terror a morir, respirándome en la nuca.
"Solo un poco más Laurent" pensé, era como si mi propia mente me condujera hacia esa sensación y entonces lo comprendí todo; era una cazadora, el que pudiera percibir el miedo o el pánico a la muerte era parte de mi naturaleza. Me movía de manera inconsciente, haciendo que todo sea fuera más fácil, justo así es como atrapábamos a nuestras presas.
Cuando finalmente volví a abrir los ojos, pude ver la camioneta volcada hacia abajo a unos cuantos pasos de donde ahora me encuentro de pie, el brazo de Alexander extendido en el suelo, moviendo apenas unos cuantos dedos.
—Alex ¿puedes oírme? —me acerqué con lentitud hacia él.
Al escuchar mi voz, abrió los ojos con lentitud. Le salía sangre de la boca y de la cabeza, tiene ambas piernas atoradas en el asiento trasero del piloto, él no salió de la camioneta porque sí traía abrochado el cinturón de seguridad.
—Lau... Laurent, creí que no volverías —contesta a duras penas, con la poca voluntad y vida que le queda.
—¿Qué tan mal está?
—Creo que es malo, hace un rato que ya no siento las piernas, por lo menos ya no duele —dice con una leve sonrisa.
Esto es grave, es probable que ya haya perdido la sensibilidad y movilidad, por eso ya no percibe el dolor.
—Estoy cansado.
—Te estás desangrando —me cuesta trabajo concentrarme por la gran cantidad de sangre que Alexander está perdiendo.
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Mi Antigua Vida (TRILOGÍA FAMILIA REAL)
Teen Fiction1ER. LIBRO DE LA TRILOGÍA "FAMILIA REAL" "Existen dos cosas de las cuales jamás se podrá escapar: el pasado y la verdad". Fueron mis últimas palabras antes de arrojarme hacia mi muerte infalible. Hasta hace seis meses Laurent tenía una vida consider...