—Yo pienso que es mejor sacarlos de este continente, que se cambien el nombre y hasta que se hagan cirugía plástica —Young soo tenía que ser sarcástico siempre, es como si fuera parte de él.
—Podrías dejar de hacer comentarios estúpidos —exclamó Julio molesto.
—Lo decía en serio.
Desde hace un par de horas, mientras esperábamos a que Amelia llegara, decidíamos qué hacer con Miranda y Alex, era evidente que se encontraban en grave peligro y teníamos que actuar rápido porque el tiempo se nos estaba agotando.
—¿Por qué no ha llegado Amelia? —le pregunto a Julio con ligera impaciencia.
—La he llamado varias veces, pero no responde el teléfono, no podemos esperarla más, sino salimos de este lugar, vendrán no solamente por Laurent sino también por mí —agrego Young soo mientras Julio lo miraba con burla.
—¿Se te olvida acaso que yo también soy un Amery? Mi cabeza tiene un precio —menciona Young soo con indignación.
—Como la de todas las personas que se les vea ayudando a Laurent, eso quiere decir, que la mía y la de Amelia van incluidas —Julio terminaba de acomodar las maletas, para subirlas a un par de camionetas negras que habían llegado hace un rato.
Miré de reojo a Miranda y Alex que se notaban nerviosos al respecto, me acerque a ellos para despedirme, aun cuando seguíamos sin decidir, cuál sería su destino, esta era mi oportunidad de agradecerles por lo que habían hecho por mí y eso incluye el que accedieron a dejar todo atrás, para que yo pudiera regresar a casa.
—¿Cómo están? ¿Hay algún lugar donde siempre habían deseado vivir o visitar?
—¿No iremos contigo? —la mirada maternal y triste de Miranda me hizo sentir terrible por abandonarlos.
—No pueden, hay mucha gente buscándome y créanme cuando les digo que no es por algo bueno.
—Pero eres familia, haremos lo que sea necesario para sobrevivir —exclamó Alex con lágrimas en los ojos.
—¿Entonces qué país les gustaría? —pregunté para cambiar de tema y que dejarán de insistir— recuerdo que mamá quería vivir en Italia, podría ser un buen lugar para empezar de nuevo.
Ambos asintieron llorando y posteriormente me dieron el mejor abrazo que nunca antes había recibido.
—Estarán bien, lo prometo —me dieron un último abrazo, acompañado de un beso en la frente.
Me levanté de la cama y me dirigí con Julio para darle mis indicaciones; cuando de pronto mi madre me tomó de la mano.
—Quiero decirte algo antes, a solas.
Caminamos al siguiente cuarto vacío, hace un rato que amaneció y la luz del sol iluminaba la habitación a través de una ventana gigante con balcón, el viento se sentía fresco y la vista era espléndida: un jardín enorme, con arbustos y flores de diferentes colores.
—Extrañaba el calor, sé que nunca fue tu favorito, pero adorabas las tardes de surfeo con Alex en la playa —comentó mamá con una sonrisa de oreja a oreja— no me importa quién eres o de dónde provienes, tú siempre serás mi pequeña.
Observé con detenimiento a la mujer que hasta unos días creía era mi madre, quise apreciar cada rastro de ella, memorizarlo e inmortalizarlo por siempre en mi memoria.
Cabello corto negro, piel morena y ojos café oscuro, como el tronco de un viejo árbol lleno de historias.
Su pequeña boca que creía haber heredado de ella y su perfecta nariz perfilada, quería recordar todos y cada uno de los detalles que conformaban a Miranda Bizrrieta.
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Mi Antigua Vida (TRILOGÍA FAMILIA REAL)
Novela Juvenil1ER. LIBRO DE LA TRILOGÍA "FAMILIA REAL" "Existen dos cosas de las cuales jamás se podrá escapar: el pasado y la verdad". Fueron mis últimas palabras antes de arrojarme hacia mi muerte infalible. Hasta hace seis meses Laurent tenía una vida consider...