Capítulo 23

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De: Anaju

Para: Hugo

Asunto: Adultos

¿Qué imagen debemos de dar? Iba a decir que quién se hubiese figurado que íbamos a pasar por tantos «problemas de adultos», pero no considero que nuestras situaciones, tú pasando por un divorcio y yo intentando recomponer mi matrimonio, sean especialmente adultas. Creo que ambos teníamos las cosas bastante claras cuando jugábamos a policías y ladrones en el jardín de atrás. ¡Desde entonces todo ha ido cuesta abajo!

Estas últimas semanas ha hecho un tiempo maravilloso. Me encanta Barcelona en junio. Aunque en el trabajo hace un calor infernal. Toda la fachada del hotel es de cristal y en días como el de hoy es como si estuviéramos trabajando en un invernadero. Es un contraste total con los meses de invierno cuando los goterones de lluvia que revientan contra el cristal resuenan en el silencio del vestíbulo. Es un sonido agradable, pero a veces el granizo repica con tanta fuerza que amenaza con romper el cristal. Si ahora levanto la vista veo un cielo azul intenso moteado de ovejas de algodón de azúcar blanco. Es precioso.

Los coches deportivos van con la capota bajada y la música a todo volumen, los hombres de negocios se pasean con desenfado por delante del hotel, con las chaquetas colgadas al hombro y las camisas arremangadas, demorando el regreso a sus despachos. Los patos se apiñan en la orilla del estanque, contentos por no tener que buscarse la comida. Trozos de pan mojado flotan en la superficie del agua esperando ser picoteados. Una pareja flirtea persiguiéndose alrededor de la fuente dejando que el agua pulverizada les moje los brazos y las piernas desnudos para refrescarse. Las parejas de enamorados se tienden en la hierba y se miran con ansia a los ojos. Los niños juegan en los columpios mientras sus padres descansan al sol con un ojo cerrado y el otro medio abierto vigilando a sus emocionados retoños, que chillan de placer.

Los tenderos montan guardia en las puertas de las tiendas vacías viendo la vida pasar. Los oficinistas se asoman con ojos soñadores a las ventanas altas de las oficinas bochornosas y mal ventiladas, observando con envidia el vibrante bullicio de la ciudad.

El buen humor flota en el aire, la gente se deshace en sonrisas y camina con brío. La veranda del hotel está llena de clientes que toman bebidas al sol: té frío, ginebra con tónica, zumo de naranja con hielo, brebajes de color verde lima, cócteles con frutas y helados. La ropa empieza a sobrar y cuelga de los respaldos de las sillas.

Las mujeres de la limpieza tararean para sí y sonríen mientras limpian los dorados, agradeciendo los rayos de sol que llegan a raudales hasta sus rostros. Días como éste no se dan a menudo y salta a la vista que todo el mundo desea que fueran más frecuentes.

Y yo estoy aquí sentada y pienso en ti. Te mando todo mi amor.

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De: Hugo

Para: Anajus

Asunto: ¡Feliz!

¡Parecías feliz y muy inspirada! Acabo de regresar de un fin de semana con Thiago. Se ha convertido en un batallador nato, Anajus. Va de un lado para otro sin parar intentando agarrarlo todo. Casi no me atrevía a pestañear por miedo a que la habitación se viniera abajo. Pero está en plena forma y me siento feliz y rejuvenecido después del fin de semana. Verle siempre me levanta el ánimo, como si le diera a un interruptor secreto de mi cuerpo. Podría quedarme mirándolo para siempre. Observar cómo aprende, cómo descubre cosas por sí mismo, cómo termina por hallar el modo de hacer algo sin ayuda de nadie. Thiago corre riesgos; es más valiente que yo. Siempre va un paso más allá aunque sabe que no debería. Pero lo hace igualmente y aprende. Pienso que los adultos tenemos mucho que aprender de eso. Quizá no deberíamos ser tan miedosos y sensatos cuando se trata de alcanzar nuestras metas.

Love, AnajusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora