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NADIA: Lo he decidido. Voy a poner a mi Gary a régimen.
ANAJU: ¿Que vas a ponerlo a régimen? ¿Cómo demonios piensas controlar lo que come tu hijo de veintiún años?
NADIA: Bah, es muy fácil. Lo clavaré todo al suelo.
ANAJU: ¿Qué clase de régimen es ése?
NADIA: No lo sé. Compré una revista, pero salían tantos regímenes estúpidos que no sé cuál elegir. ¿Te acuerdas de aquel tan ridículo que hicimos el año pasado? ¿El del alfabeto, que nos obligaba a comer cada día alimentos que comenzaran con una letra determinada?
ANAJU: ¡Por supuesto! ¡¿Cuánto tiempo lo hicimos?!
NADIA: Eh... pues veintiocho días, Anaju.
ANAJU: Ay, claro... ¡Qué tonta! Empezaste a engordar al tercer día.
NADIA: Fue porque el tercer día tocaba la maravillosa letra C: cruasanes, canutillos de crema, confitería..., mmmm.
ANAJU: Pero aun así llegamos hasta el último día. Pasé un hambre lobuna con la maldita Z; faltó poco para que me fuera al zoo a cazar zorros con el cuchillo cebollero. Podría haberme comido el zoo entero, ya puestos.
NADIA: Igual me invento yo un régimen por mi cuenta y hago sudar tinta a esas ridículas revistas.
ANAJU: ¿Tienes alguna idea?
NADIA: Mmmm... Sí, sólo puedes comer... los alimentos que se te parecen.
ANAJU: Estoy convencida de que los expertos en regímenes de las revistas ya están temblando.
NADIA: ¡No, en serio! ¡Creo que no está tan mal! Teddy siempre me recuerda un tomate con esa cara grande, carnosa, roja y jugosa. Los dos pelos que tiene en la cabeza me recuerdan el rabillo. Siempre me vienen ganas de meter su cabeza en un vaso batidor y mezclarla con vodka y tabasco. Un Bloody Teddy. Simon, de la oficina, me recuerda una col de Bruselas. Huele mal y...
ANAJU: ¿Es verde?
NADIA: No, sólo apesta.
ANAJU: ¿Qué parezco yo?
NADIA: Buena pregunta... Mmm, creo que eres un poco como una cebolla.
ANAJU: ¿Porque huelo mal y hago llorar a la gente? ¿Porque huelo mal y hago llorar a la gente?
NADIA: ¿Por qué te repites?
ANAJU: Es lo que hacen las cebollas, ¿no? Te repiten.
NADIA: Vaya, ¡qué cebolla tan graciosa! No, pienso que es porque tienes muchas pieles, Ana Julieta, y a medida que pasan los años te las vas quitando. Dentro de ti hay mucho más de lo que la gente sabe. ¿Y yo qué soy?
ANAJU: Mmmm... Un pastel. Dulce como el azúcar y con una cereza en lo alto.
NADIA: Y gorda y poco saludable.
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Love, Anajus
RomansaAdaptación Donde termina el arco iris de Cecelia Ahern. La particular historia entre Hugo y Anaju, un amor que comienza en la niñez y que conocemos gracias a los mensajes que intercambian a lo largo de varios años.