Capítulo 32

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Tiene un mensaje instantáneo de: NADIA

NADIA: Dime la verdad, ¿cómo estás?

ANAJU: Bien.

NADIA: ¿Seguro? Venga, Anaju, si mi corazón no soporta lo que te está pasando, no quiero ni imaginar cómo tienes que sentirte tú.

ANAJU: Bueno, tengo el corazón roto. Dejó de funcionar hace dos semanas.

NADIA: Bueno, menos mal que conoces a un hombre que puede arreglarlo...

ANAJU: No, no, no. Es la regla tácita. Él arregla el corazón de los demás, no el mío. Entiendo que así es como tiene que ser ahora.

NADIA: Tengo una idea, Anaju. ¿Por qué no le cuentas a Hugo lo que sientes? ¿Por qué no pones de manifiesto tus sentimientos de una vez y aclaras el lío que tienes en la cabeza? Al menos así sabrá que si no vas a Los Ángeles no es porque él no te importe, sino que en realidad le amas más de lo que se figura, pero que te ves obligada a quedarte aquí por el bien de Emma. De esta manera la pelota quedará en su tejado. Podrá tomar la decisión de venir en tu busca o no.

ANAJU: ¿Y qué pasa con su trabajo? ¿Y con Thiago?

NADIA: Eso es decisión suya.

ANAJU: Nadia, no puedo. ¿Cómo se lo digo? Si nos hubiésemos mudado a Los Ángeles podría haberme dado cuenta de cómo están las cosas, ver qué siente por mí y entonces decírselo. La semana pasada tuvo una cita, por Dios. ¿No ves el ridículo que haría diciéndole que estoy enamorada de él cuando está saliendo con alguien? Sería como repetir otra vez la situación que vivimos con Aurora. Es demasiado complicado y ahora mismo lo que menos me preocupa es de qué hombre me enamoro a continuación. Además, ni siquiera contesta a mis llamadas. Piensa que he tomado una decisión estúpida.

NADIA: Dale tiempo. Está disgustado por el cariz que han tomado las cosas.

ANAJU: ¿Cómo? ¿Qué él está disgustado? Me parece que el resto del mundo y yo tenemos un problema grave de comunicación. ¿Es que todo el mundo cree que estoy extasiada con estas revelaciones? O sea, no es que busque compasión ni nada por el estilo, pero...

NADIA: Sí que la buscas.

ANAJU: ¿Perdona?

NADIA: Compasión. Ya lo creo.

ANAJU: Gracias por descifrarme el mensaje. Bien, quizá no estaría de más que alguien se hiciera cargo de que mi marido ha tenido una aventura, que mi matrimonio se ha roto, que sigo a un millón de kilómetros de Hugo y que nunca sabré qué siento por él, que el padre huido de mi hija ha regresado a Barcelona y que ¡NO TENGO TRABAJO! Una palmada en el hombro, una sonrisa comprensiva y un abrazo me vendrían la mar de bien, la verdad.

NADIA: Respira, Anaju.

ANAJU: No, que entonces aparecen todos mis problemas. Si no respirara todo me iría mejor.

NADIA: No digas esas cosas.

ANAJU: Corta el rollo. No tengo tiempo para suicidarme. Estoy demasiado ocupada sufriendo una crisis nerviosa.

Love, AnajusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora