Capítulo Doce

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—¿Dónde estabas? Te envié un mensaje pero no me respondiste— Escuchó una vez entró a su casa y cerró la puerta. Esperaba un seguro regaño pero no parecía serlo, ya que el tono de su voz era todo lo contrario, SeokJin se veía tranquilo aparentemente y no parecía molesto con él, bien aquello sí le preocupaba un poco. Lamió sus labios y soltó un suspiro.

—Discúlpame pero tuve que quedarme en la oficina a terminar los detalles de un proyecto nuevo con otra empresa, te iba a enviar un mensaje pero del cansancio me quedé dormido en mi oficina— Susurró mientras fruncía la nariz y comenzaba a destensar su cuello, moviéndolo levemente a los lados demostrando cansancio y dolor, demostrando como si no hubiera dormido bien.

Pero en realidad no lo era.

—Oh me imagino— Expresó Jin con preocupación —Descansa si lo necesitas, todavía faltan dos horas para que regreses de nuevo— En ese momento se sintió mal por mentirle de esa forma y estar haciendo tales cosas en sus espaldas. Era como si se estuviera burlando de él y eso era lo que menos quería. Así como tampoco quería hacerlo con Jimin, no quería que pensara que lo estaba usando porque no era así, lo amaba y lo necesitaba, quería y anhelaba estar con él con todo su ser, pero el problema es que decir eso con quién estaba casado era muy difícil, no es como si le dijera: 'SeokJin, quiero que terminemos porque volví con mi ex'. Con tan solo pensarlo sonaba tan mal que le daba temor, ni de broma. Sabía que todo algún día saldría a la luz, pero no le veía alternativa, y sí, definitivamente era un cobarde por ocultar lo que en verdad sentía y por engañarlo cruelmente. Algo que definitivamente en su vida había hecho.

—Gracias, lo tomaré en cuenta— Le sonrió y se acercó a él a depositar un beso en su frente. Al hacerlo, Jin lo envolvió con sus brazos y su calidez lo albergó, y para no dejarlo así ni mucho menos para parecer cortante, respondió envolviendo su delgado cuerpo en sus brazos. Primero sintió sus leves caricias en su mejilla, y luego sus carnosos labios buscaron los suyos, pidiendo un beso, uno que tardó en responder pero que trató de seguir poco a poco, no quería verse diferente, lo que menos quería era verse distante, sin embargo lo estaba siendo porque era extraño, estar con dos al mismo tiempo era raro. En lugar de disfrutarlo, se sentía muy mal y eso le frustraba tanto.

Sintió sus largos y delicados dedos acariciar sus hebras con cariño y una vez se separó de él le sonrió gentil y acarició su suave mejilla demostrandole su cariño, porque eso era lo único que comenzaba a tener solamente hacía él. Era injusto, estaba siendo un imbécil, SeokJin no merecía aquello y la culpa comenzaba a comerlo vivo, el hecho de ver como tenía ese bonito anillo en su dedo anular le hacía sentir la peor cosa, y lo era, le hacía ver la realidad. Desde luego que desear y amar a su ex era muy incorrecto.

Sonrió ocultando sus nervios, y posterior a eso le dijo que iría a bañarse y SeokJin lo aceptó sin decir más.

Suspiró con tristeza en sus adentros, y se dirigió al cuarto para ahí tomar una toalla y algo de ropa para después entrar al baño.

Una vez dentro comenzó a despojarse de su ropa, reguló el agua para que estuviera tibia y se introdujo dentro, dejando que sus hebras y cuerpo fueran mojadas totalmente. Su respiracion salían de sus labios, y ya un poco más tranquilo, inconscientemente sonrió un poco al recordar lo que había sucedido el día anterior en el baño, muy aparte de que había estado con Jimin, ellos se habían ido a duchar juntos. Sabía que estaba mal que siquiera lo pensara no evitó alejar esos recuerdos porque aunque la culpa lo comiera vivo, haberlo hecho había sido una de mejores cosas.

Lamió sus delgados labios recordando aquel momento, en dónde hizo que Jimin se recargara en la pared de los fríos azulejos, en donde besó su tersa y lisa espalda mientras que sus manos estaban puestas en su delicada cadera, moldeando de ellas con suavidad, desviandolas de cuando en cuando a sus bonitos glúteos para acariciarlos, escuchando a la perfección aquella melodiosa voz soltando unos débiles pero dulces y preciosos gemidos que deleitando sus oídos. Había sido todo un dulce delirio separar sus mejillas traseras y acariciar con sus dedos su rosada y apretada entrada que tanto le gustaba, había olvidado lo que era poseerlo, hacerlo suyo y estar en su cálido interior, tanto tiempo había pasado sin él y lo extrañaba en demasía, porque aunque intentó no caer, era inevitable, Jimin era viva imagen de la lujuria, además de que estaba seguro de que no podía vivir sin él.

Innocent Lovers ©|YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora