Prólogo

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Frente a él estaba la imagen más preciosa que hubiera visto jamás

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Frente a él estaba la imagen más preciosa que hubiera visto jamás. Ahí lo supo, su corazón aún latía fuertemente por él, aún se acrecentaban todos esos sentimientos que alguna vez creyó que estaban muertos, ese amor aún estaba tan latente como la primera vez.

Aún seguía enamorado de él.

Sus ojos aún lo veía tan perfecto, de la misma forma a la de antes.

Tan efímero con sus hebras oscuras y rebeldes cayéndole sobre su frente. Sus pequeños y gatunos ojos lo miraban con lujuria y algo más que no supo identificar pero que le gustaba mucho. Su piel pálida hacía juego junto a la suya mientras sus piernas y pelvis le rozaban en cada movimiento. Sus dulces y delgados labios probando de los suyos, tal como si nunca antes lo hubieran hecho.

Tenerlo refugiándose en la curvatura de su cuello para sentir como besaba y lamía su piel, recibiendo sus embestidas fuertes, donde con cada dulce choque su respiración irregular chocaba deliciosamente contra su piel... donde claramente lo disfrutaba a más no poder. Sus labios se unieron de nueva cuenta pidiendo un beso, es por ello que cerró sus ojos disfrutando del momento al ser correspondido, recibiendo todo de él.

Los labios de Yoongi besaban los suyos con necesidad, entrando en un encuentro perfecto, efímero y tan etéreo.  Porque bien sabían que esto podría acabarse tarde o temprano y eso les dolía tanto. Es por eso que apreciaba cada momento como la primera vez, en las que sentía aquellas grandes y pálidas manos marcardas acariciarlo con esmero, dedicación y delicadeza, así como solo él sabía hacerlo.

Subió sus manos abrazando y atrayendolo más a él, a la vez en que los labios de Yoongi bajaban a besar su cuello, dejando su humedad impregnada en su piel. Soltó un gemido apretando la cadera de Yoongi con sus piernas, quién estaba entre estas. Yoongi salió de su interior, y se adentró de nuevo embistiendolo duro, algo que le hacía delirar en mero placer sintiendo ese calor abrazador inundarlo nuevamente. Yoongi gruñía ronco en su oído y eso le enviaba una corriente placentera alrededor de todo su cuerpo.

—No tienes idea de cuánto te extrañé— Soltó volviendo a sus labios mientras que comenzaba a moverse lento y profundo, tan latente en su interior.

Aceptó de nuevo los labios delgados sobre los suyos. Yoongi entrelazaba sus labios con deseo y en cada uno de ellos demostrándole lo que también no era dicho en palabras, volviendo su encuentro pasional. Adictivo y ardiente. Gimió ahogado en la boca contraria, disfrutando de cómo salía y entraba de él con precisión, tan húmedo, deleitándose en placer exquisito.

—Yoongi...— Gimió su nombre una vez se separaron. Este le sonrió ladino, besando la curvatura de la unión de su cuello y hombro.

—Siempre me ha encantado oírte gemir mi nombre— Soltó, acariciando su pierna con ternura. Sonrió ladino, lamiendo sus labios y abriendo levemente sus labios cuando Yoongi tocó su punto dulce haciendo que su espalda se arqueara, mientras su cuerpo era apenas balanceado en la cama debido a las embestidas. Se sentía en el mismísimo paraíso estando en los brazos de la persona que amaba.

Porque nadie más que Min Yoongi le haría sentirse de esa manera única y especial.

Porque ambos tenían algo importante en común.

Ellos tienen un hijo.

Pero la pregunta es... ¿Cuál es el problema ante todo esto? La respuesta es muy sencilla, y es que:

Min Yoongi es su ex esposo, quién ahora ya está casado con Kim SeokJin.

Además, él ya está tratando de rehacer su vida con Kim Taehyung... Poniendo así en juego algo de lo que tal vez, nada podría salir bien.

 Poniendo así en juego algo de lo que tal vez, nada podría salir bien

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©YoonieGhost

Innocent Lovers ©|YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora