Capítulo Veintiuno

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Yoongi acariciaba con tranquilidad aquellas hebras pelimoradas y suaves, podía sentir como la respiración contraria ya era normal y aparentemente no habían más señales de espasmos por el llanto.

Su cálido cuerpo reposaba sobre el suyo, específicamente casi en su costado, mientras que aquellos brazos y piernas lo rodeaban sin intenciones de soltarlo, y es que bueno, de igual forma él no se negaría a brindarle ese cariño, había un papel en el que decía que ellos eran esposos y ese era su deber. Estar con su esposo en las buenas y en las malas aunque fuera un acto algo hipócrita de su parte, pero ya no importaba.

—¿Como te sientes?— Inquirió sereno, sin detener sus caricias en aquellas hebras.

—Si te digo que bien, ¿te irás?— Soltó con un tono de tristeza en su voz la cual aún se encontraba ronca. El pelimorado había llorando antes por esa misma jodida situación y la presión de su padre, eso sin duda le hacía sentir tan mal. Había caído en cuenta de que verlo en esa faceta era algo que le destrozaba el corazón, le daba un desánimo el simple hecho de lastimarlo y ahora temía de lo que pudiera pasar en un futuro.

—No lo haré, aún si me dices que estas bien— Soltó, eso era lo menos que podía hacer por él, ya le había fallado mucho, SeokJin no merecía nada de eso.

—Gracias por hacerlo y otorgarme un poco de tu tiempo— Comentó sorbiendo por su nariz. SeokJin era una persona increíble en todos los sentidos y se merecía lo mejor. Por ello, se daba cuenta de que no era digno de estar casado con un hombre así y odiaba tanto que las cosas se hubieran dado de esa forma, tan apresuradas que ambos no tuvieron ni tiempo de pensar las cosas, en donde ambos no tuvieron voz no voto. No le gustaba definitivamente la vida que tenía Jin, la presión de su padre era interminente, cada día tenía que seguir sus peticiones y solo deseaba ayudarlo, quería protegerlo pero su palabra aún no tenía valor, no mientras no tuviera el mando. SeokJin la estaba pasando tan mal y se sentía impotente por contribuir con todo eso, es decir, contribuir también a hacerle daño, siéndole infiel y burlarse de su matrimonio como si fuera poca cosa. El hecho de no respetarlo.

Era un imbécil.

—No tienes que agradecerme, haría lo que sea por verte bien— Apretó levemente los labios, asintiendo totalmente seguro de sus palabras.

Jin volteó a mirarlo con apenas una sonrisa débil. Lo vio levantarse y acercarse, sintió sus brazos rodeandolo su cuello y como se sentaba en sus piernas. Pronto sintió sus labios tocar los suyos en busca de un beso, uno que apenas respondió, pero lo hizo para no notarse extraño.

Trató de concentrarse en disfrutar del beso, sin embargo, le estaba siendo un poco imposible... y conforme los segundos pasaban tomaba mas profundidad por parte de SeokJin, y él como un títere seguía su ritmo porque no queria hacerlo sentir más mal de lo que ya estaba.
Apretó los ojos cuando sintió sus dedos comenzar a desabrochar los botones de su camisa y entendió a la perfección lo que quería y deseaba, no había que ser genios para saberlo, por ello, se separó de sus labios, sentía que no podría seguir con eso.

No podría.

Comenzaba a sentirse extraño.

—Cariño...— Susurró en sus labios en un intento de detenerlo y darle algún pretexto creíble, sin embargo, tal vez Jin supo de sus intenciones, porque se acercó a sus labios rozando mientras respiraba lento.

—Por favor, Yoon...— Le dijo en un hilo de voz, uniendo sus frentes y mirándolo con ese mismo rostro de dolor y cansancio que comenzaba a tener día a día últimamente —Por favor. Quiero sentirte, hace mucho que no estamos juntos. Realmente lo deseo. Deseo que me hagas tuyo— Esa mirada era la que siempre daba justo en su punto débil. Odiaba tanto verlo así, es quién debía apoyarlo, estar con el en las buenas y en las malas porque era su esposo quisiera o no, ellos estaban juntos ahora y esos anillos en sus dedos solo confirmaban la realidad.

Innocent Lovers ©|YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora