|•Capítulo 29•|

641 86 13
                                    

P e c a d o

Era lunes, el día en que comenzaríamos a poner en marcha nuestro plan de escape.

-Ya debe de estar por llegar.- Dijo Jungkook, sus manos jugueteaban bajo la mesa, lo podía sentir. Trataba de calmar su nerviosismo.

-Lo sé, pero aún así tengo miedito.- Hizo un puchero. Aún no dejaba de juguetear con sus dedos.

-Todo saldrá bien, te lo prometo.- Me incliné y acaricie su nariz con la mía.

-Me haces cosquillas tontito.- Sonrío. Su juego de manos se detuvo, las ascendió hasta acunar mi rostro en ellas.

- Así me gusta, quiero verte sonreír siempre.- Pegué mi frente con la suya y cerré mis ojos.- Te quiero. Pronto saldremos de aquí.

-También te quiero.- Besó suavemente mis labios.- Mucho.

La cerradura de la puerta comenzó a sonar. Do Hyun había llegado. Me separé rápidamente de Jungkook y me senté en la silla frente a él.

-Aquí tienen su comida, engendros.- Nos observó por un momento y soltó lentamente la cesta sobre la mesa en la que nos encontrábamos.- ¿Qué hacían?

-Nad...- Callé a Jungkook y le dediqué una sonrisa a Do Hyun.

-Ya deberías saberlo ¿no?.- Alcé una ceja de manera inquisitiva, esperando su reacción a mis palabras.

Una risa burlona se desató de su parte, echó la cabeza hacía atrás y continuó con su risa maliciosa.

-Son los hijos del Diablo. Son un pecado, en la vida les irá mal, ya lo
verán, se acordarán de mí. Nunca debieron nacer, ni se como terminé atendiéndole a su madre.- Una mueca de desagrado de plasmó en su rostro.

-Siento que tengas que atenerle a la madre de estos engendros pero, sin ella no serías nada. No tienes ni donde caerte muerta, por eso continuas aquí.- Comenté. Me levanté de la mesa y mantuve la mirada fija en sus ojos vacíos.- No eres más que una simple y arrastrada sirvienta, algún día pagarás todo el mal que nos has hecho. Te irás de cabeza al infierno y te quemarás en las brazas de Lucifer.

Do Hyun pusó los ojos en blanco, pude notar como la saliva bajaba dificultosamente por su garganta.

-¡Cállate!.- Vocalizó y levantó su mano para ahora dirigirla con fuerza hacía mi rostro, algo que no logró en su totalidad ya que la tomé de la muñeca en el aire y la sostuve con fuerza.

-Te aterra saber tu maldito destino ¿no es así?.- Mis venas se brotaron y mi color de piel era de tonalidad rojiza. La boca me temblaba a causa de la impotencia que sentía.- sabes que eres una pecadora, sabes que en algún momento de tu sucia vida serás castigada por todo el mal que has causado. Tienes miedo, te carcome cada día que pasas en está casa, cada uno de los malditos secretos que guardas junto con mi mamá te persigue. Sabes que la penitencia que tienes que pagar no es poca cosa. No irás al cielo porque no eres ningún alma buena ni bondadosa, irás derechito al infierno y tu alma se pudrirá más de lo que está. Te dolerá, sentirás mucho dolor, el dolor de nuestras heridas te será multiplicado y te arrepentirás profundamente de lo que estás haciendo.

Solté su mano bruscamente y pude notar como lágrimas se escapaban de los ojos de Do Hyun mientras masajeaba la zona en la que anteriormente yo ejercía fuerza.

-N-no sa... sabes lo que di-dices.- susurro con voz queda. Le había dado en el clavo, mis palabras le habían dolido, y eso me gustaba. No era ni el comienzo de mi venganza.

-Si lo sé, al igual que tú. No le huyas a la verdad.- Respondí, cada vez clavaba más mi mirada en ella. Podía sentir como la intimidaba, cada vez se hacía más pequeña ante mí. Quiero hacerla desaparecer ahí mismo, pero debía esperar.

El Ático (Jikook)[Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora