|•Capítulo 28•|

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Parpadeé varias veces para ajustar mi vista a la luz del sol naciente que entraba por la pequeña ventana del ático. Me removí un poco pero un cuerpo a mi lado me lo impedía, me volví hacía la ubicación de este, y me encontré envuelto por el cuerpo desnudo hermano. Sonreí al recordar lo que había pasado la noche anterior, extrañamente la culpa no me carcomía como en otras ocasiones, era reconfortante la sensación de satisfacción que sentía.

Jungkook aún permanecía con sus ojitos cerrados. Su brazo izquierdo se posaba doblado sobre mi pecho mientras su rostro se acurrucaba en la curva de mi cuello y podía sentir como el aire que exhalaba chocaba con mi piel. Su pierna izquierda se mantenía encima de mi, dejándome inmóvil, podía sentir su miembro desnudo en contacto con mi cadera.

Un suspiro denso se coló de mis labios, rogaba a todos los santos por no tener una erección, últimamente las tenía muy seguido y eran causadas por nada más y nada menos que la persona que se encontraba en mi lado.

-¿En que piensas tanto?.- La voz soñolienta y áspera de Jungkook me sacó de mi mundo de pensamientos.

-En nada, pequeño.- Suspiré, Jungkook alzó su cabeza para posar sus ojos sobre los míos, mantenía su ceño fruncido. Su cabello negro y alborotado provocaba un aura dulce y encantadora en todo su ser, algo que solo aumentaba mi debilidad por él.

-Dime Jiminie, lo siento en tu respiración, cuando es densa significa que algo te preocupa o ronda mucho por tu cabeza.- "Si, estoy preocupado por excitarme" pensé. Y no pude evitar un risa burlona.

Jungkook apretó sus labios y frunció aun más su ceño.

-Está bien, no me digas.- Rezongó y se sentó en la cama. Posó sus brazos cruzados sobre su pecho e hizo un tierno puchero.

-Que no es nada, tontito, mejor ven y dame mi beso de buenos días.- Mascullé y lo tomé por la cintura para acercarlo nuevamente a mí.

-No quiero.- Trató de alejarse, pero lo sostuve fuertemente su espalda contra mi pecho.

-Dame mi beso o te lo tendré que robar.- sentencié y traté de levantarme, pero un dolor punzante se extendió a lo ancho y largo de mi espalda.- ¡Mierda!

Una mirada de preocupación se plasmó en el rostro de Jungkook al instante.

-¡Dios Mio! ¡Tus heridas!.- Exclamó horrorizado, rápidamente se levantó de rodillas en la cama y me ayudó a levantarme. Jungkook soltó un grito al ver detrás de mi.

-¿Qué?.- Pregunté con el ceño fruncido sin entender su reacción.

-¡Sangre!.- Grito señalando las sábanas. Traté de voltearme pero aquel dolor se hizo presente nuevamente.

-No te muevas, Dios mío.- Habló Jungkook, mientras colocaba sus manos sobre mis brazos y me volteaba delicadamente.- ¡Te dije que quitarte las vendas era una mala idea!.- Sollozó.

-Dame mi beso.- Ordené sin prestarle atención a sus palabras, a pesar de que aquellas heridas me dolían un infierno no iba a dejarlo ir hasta recibir lo que quiero.

-Debo curarte, voy por el botiquín.- Ignoró mi orden y se dispuso a irse, antes de que lo hiciera, mordí mi labio fuertemente, lo tomé del brazo y en un ágil movimiento lo coloqué bajo mi cuerpo, el dolor era cada vez más fuerte pero, aún así, lo ignoré "El dolor es psicológico" repetía en mi cabeza con la finalidad de convencerme.

-¡No puedes obligarme!¡Estas herido!.- Chilló Jungkook, removiéndose con fuerza para liberarse. Con mis manos tomé sus muñecas y las presioné por encima de su cabeza.

-Vamos kookie, yo se que quieres lo mismo que yo.- Acerqué lentamente mi rostro al suyo hasta que nuestros labios se rozaron y nuestras respiraciones se mezclaron.

El Ático (Jikook)[Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora