|•Capítulo 26•|

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|Mi medicina|

- ¡Por Dios! ¡No!.- Corrí hasta llegar al lado de su cuerpo.

- Tranquilo, pequeño... Estoy bien.- Habló Jimin con esa sonrisa característica en su rostro, en la cual ahora, había un manto de dolor. Apoyó sus manos en el suelo y ejerció fuerza para levantar su débil cuerpo, una mueca de dolor se hizo presente en su rostro.

- ¿Dónde te... te... tu sabes?.- No podía pronunciar aquellas palabras sin que un nudo se formara en mi garganta.

- En... l-la espalda.- Dijo con voz entrecortada, di la vuelta con cuidado a su cuerpo y las visualicé.

- ¡Dios!.- Tapé mi boca a punto de desmayarme, esto era demasiado, "Maldita bicha cerda del demonio ¡COMO LA ODIO!", tres líneas al rojo vivo yacían en su espalda baja y seis a cada lado de sus omóplatos, aunque no era tan largas, estaban muy marcadas y temí a que le quedarán cicatrices.

- Voy a buscar el botiquín, ya vuelvo.- Dije y sin más me dirigí al baño, revolví un montón de cosas hasta que finalmente lo encontré, salí nuevamente y quede boquiabierto, mi hermano se había levantado "Qué fuerte", se encontraba frente al espejo revisando sus heridas.

Quede estático, hasta ahora no me daba cuenta de el hermoso cuerpo que tenía Jimin. Esta descalzo, con unos Jeans ajustados que marcaban y hacían justicia a sus esbeltas piernas, su torso desnudo, a pesar de las marcas en su espalda, esta se observaba firme y tonificada, con hombros anchos y piel ligeramente morena con uno que otro lunar repartidos a lo largo de esta.

Jimin se dio la vuelta y quede totalmente noqueado, su abdomen era celestial, "¿Como podía tener el abdomen tan marcado?", me imagine a mi mismo pasando mi dedo por cada uno de esos espacios. ¡Dios! es un Dios Griego.

- ¿Qué pasa Jungkook?.- Pregunto un Jimin ladeando la cabeza con confusión.

- N-nada... Tra-traje las cosas.- Tomé aire y caminé hacía él tratando de controlar el temblor en mis piernas.

- Oh...- Sonrío y yo me derretí por dentro.

Dificultosamente le devolví el gesto y me dispuse a curar con mucho cuidado aquellas marcas. El cuerpo de Jimin se tensó al sentir mi mano en contacto con su piel, oí como soltaba densos suspiros. Mis manos temblaban, torpemente derrame un poco de alcohol en un trozo de algodón y procedí a pasarlo por sus marcas recientes, en eso, Jimin soltó un pequeño grito al sentir su herida arder, lo ignoré y continué limpiando. Luego de terminar de sanar sus heridas comencé a vendarlo.

- Me preocupé mucho, pensé que si tú....- Mi voz se quebró a instante, las palabras se quedaron atascadas en mi garganta convirtiéndose en un incomodo nudo que me ahogaba. Terminé su vendaje y Jimin no dudó en darse la vuelta, quedando los dos frente a frente.

[•POV. JIMIN]

-Tranquilo Kookie...- Sus ojos se mantenían fijos en los mios, esos ojos avellana que me enloquecían todo el tiempo. Coloqué mis manos a cada costado de su rostro y lo tomé con delicadeza, desvié mi vista a sus deliciosos labios, esos que me hacían tener deseos pecaminosos, los cuales no había probado desde hace tiempo por mi misma culpa, "esos pequeños besos castos no contaban para mi". Jungkook inconscientemente los lamió, humedeciéndolos, pareciendo así que hubieran sido besados por el rocío. Soltó un suspiro y los mordió.

"A la mierda todo"

- Siempre voy a estar aquí.

Tomé sus labios con ancia y desespero a lo que Jungkook respondió inmediatamente, encajando nuestros labios de manera maravillosa, como si fueran dos hilos de una misma tela, tomé su rostro con más firmeza y profundice más aquel beso, aumentando su intensidad, saciando nuestra sed. No me retuve mas y mordí su rojo e hinchado labio a lo que Jungkook respondió con un gemido ahogado, su respiración era agitada, al igual que la mía, abrió su boca, y yo no dudé en meter mi lengua inspeccionando cada rincón de su cavidad bucal, siguiendo aquellas recomendaciones que había leído en aquel libro, ese que se llamaba "Lo mejor del sexo gay".

La pelea de lenguas comenzó, siendo yo el dominante en cada una de estas, sentí como las piernas de Jungkook se debilitaban así que decidí pasar mis manos debajo de tu hermoso y apretado culo y lo alcé en mis brazos, haciendo que este enredara sus piernas alrededor de mi cintura, sin despegar en ningún momento nuestras bocas, dejando que nuestras salivas se mezclaran y nuestras lenguas se conocieran. Me separé y un largo hilo de saliva se extendió de nuestras bocas.

- No pares Jimin, no creo poder esperar más.- Suplicó Jungkook con voz agitada, mantenía sus manos sobre mis hombros para lograr estabilizarse un poco.

- No voy a parar.- Sentencié.- Vamos arriba.

Jungkook asintió con una sonrisa.

Con mi hermano aún en brazos me dispuse a subir la escalera que guiaba al ático, no sin antes pasarle el seguro a la puerta "Para prevenir cualquier molestia", llegamos y deposité a mi hermano en la cama armable.

- ¿Quieres hacerlo?.- Pregunté a mi hermano que mantenía fijos sus ojos en los míos.

- Desde hace tiempo.- Sonreí y me coloqué encima de su cuerpo, sin pegarme totalmente a este.

Acerque nuevamente mis labios a los suyos, creando una unión deliciosa. Jungkook se alzó un poco en busca de más intensidad y yo aproveché para quitar su camisa encima de su cabeza y tirarla a algún lugar, separando nuestros labios por unos escasos segundos para luego unirlos con rapidez y brusquedad. Jungkook se aferro a mi espalda y yo maldije por tener aquellas vendas y no poder sentir sus dedos en mi piel.

- Quita las vendas.- Le ordené con dificultad contra sus labios, mi voz
ronca y sentía como mi pene crecía cada vez más.

- Pero te dolerá.- Dijo Jungkook separándose de mis labios.

- Me vale una mierda, sólo quítalas.- Gruñí y él asintió, quitando con torpeza y desespero las vendas de mi cuerpo, rozando con sus nudillos mi piel desnuda.

- Listo.- Susurro mientras enredaba sus piernas en mi cintura y me atraía hacía el, haciendo que nuestros miembros se rozaran y soltáramos un gemido.

- Eres irresistible mi conejito.- Jungkook sonrío y acercó una de sus manos a la cinturilla de mi pantalón.

- Hazme tuyo, Jiminie.

El Ático (Jikook)[Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora