__ ¿Qué esta pasando?...si llego y es una tontearía juro por dios que te hare correr cien vueltas y no solo a ti, si no a todo tu pelotón. Estas advertido Andrews.
__ Clifford esta en Riverdale, señor.
Mierda. Clifford había vuelto.
(...)
Esos ojos azules que hace unos momentos solo era una luz brillante, ahora solo se podía ver una completa grieta negra en ella. Negros como la noche, no había ni una pizca de vanidad en esos orbes.
Furia.
Eso es lo que esos zafiros transmitían, solo furia.
Nadie se acercaba, no querían estar en el mismo espacio cuando el azulino soltara toda la ira que tenia guardado.
Sus nidillos se volvían blancos con la fuerza que ejercía en la mesa. Todo su cuerpo se mantenía en completa alerta, esperando que algo malo pasara para atacar sin remordimiento. Dios quiera que nadie se acerque, no era el momento para hablar.
Los orbes azules miraban con mucha cautela aquella pantalla que mostraba a su peor enemigo. Desde que supo de la existencia de ese hombre juro por todos los dioses que no iba a parar hasta encontrarlo, el iba a conseguir que ese desgraciado se arrodillara y pidiera piedad por su vida. Claro que el no se la iba a dar. Lo único que iba a conseguir ese pobre desgraciado era la ira del pelinegro.
Una muerte lenta es lo único que le esperaba a Clifford
__ Hace cuanto tiempo esta en Riverdale __ comento sin apartar la vista de la pantalla. El pobre hombre que estaba parado a su derecha temblaba por el aspecto que tenia su jefe. Trago saliva y se dispuso a hablar cuando escuchó un gruñido de parte del azulino.
__ H-Hace una semana, señor.
Una semana.
En esa semana ese imbécil pudo atacar a su familia, una semana en donde ellos estaban en completó peligro. Como mierda había dejado pasar tanto tiempo.
__ Una semana __ dijo en un susurro. El chico pelinegro se alejo cuando vio como el azulino tomaba una de las copas de vino y la lanzaba contra la pared. Dios lo proteja a ese pobre chico que no tenia la culpa de nada.
__ ¡Una semana! ¡una puta semana! ¿¡Sabes lo que significa eso?! __ el chico no tenia la culpa de nada, Jughead lo sabia, pero la ira, las ganas de tomar un arma y salir a buscarlo hacía que su sangre se hirviera. Todo su cuerpo estaba en llamas. Nadie podía controlarlo.
__ L-Lo siento...yo __ Jughead se giro dándole la espalda al pobre muchacho.
__ ¡Deja de tartamudear y ponte a buscar mas información! __ el pelinegro asintió dirigiéndose a la salida. Este saludo cuando vio la presencia de Archie, su entrenador.
Quería tenerlo bajo sus pies, quería pisar ese cuello y hacer que pida suplicas. ¡Dios! quería matarlo lentamente, necesitaba darle una de las peores muertes, esa miserable basura debía de sufrir en el infierno.
__ Puedes calmarte. Estas alterando a todos con tus gritos, pareces un león enjaulado. Contrólate de una puta vez y piensa con la cabeza fría. Te necesito cuerdo. __ Archie no tenia miedo de enfrentarse al azulino, no le importaba si este estaba en sus peores momentos, en esos momentos en donde quería matar a cualquiera que se le acercara.
__ Demuestra que eres un Jefe que puede lidiar con esto. No necesitan a un mocoso rabioso. Es tu primera vez solo a cargo de la organización, demuestra que eres digno de ser llamado Señor.
La furia seguía en su sangre, impregnado en cada parte de su cuerpo. Pero también el miedo, ese sentimiento siempre iba a estar presente.
Archie tenia razón. No podía ser dominado por la furia, tenia que ser inteligente y pensar con la cabeza fría. Su padre no estaba con el para ayudarlo, pero también sentía un poco de paz al saber que sus padres estaban en otro pais, muy lejos de este lugar. Estaban a salvo.
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The Night We Met
AléatoireNo quiero que te vayas. ¿Sujetaras mi mano?. Oh, ¿no te quedaras conmigo?. Porque eres todo lo que necesito (...). Pero, cariño, quédate conmigo(...). Stay with me...