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Me tentaron, F.
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Eres un nuevo profesor en la academia Ryoutei.
Él director adentro del salón y tu afuera para presentarte como él profesor sustituto.
Al nombrarte, entraste al lugar, tu traje blanco apretó tu musculoso cuerpo, tus ojos sin expresión parecían 2 agujeros negros sin fin y tu linda sonrisa de pura inocencia. Les llamaste la atención a la mayoría de los jóvenes. No era muy casual qué un hombre joven trabaje de profesor.
(Mis compañeras con él profesor de lengua :D.)
Te paraste enfrente de tu escritorio, tosiste un poco y acomodaste tu cuello ajustado.
-"Buenas noches alumnos, seré su sustituto de Matemáticas, si tienen algo en mente. Pregunten, como es mi primer día, nos conoceremos."-
Escribiste tu nombre en el pizarra, dejaste la tiza de un lado.
Un chico levanta la mano.-"¿Si?"-
-"¿Cuantos años tiene profe? Parece muy joven..."-
-"Aunque no lo parezca, tengo 35 años."-
-"¡¿EEEH?!"-
-"¿Dije algo malo?"-
-"¡Profesor, usted tiene cara de 20!"-
-"Pues muchas gracias, empezamos con sus nombres del primer a ultimo asiento."-
Rosa Ito, Itami Kuroi, Ori Tsuni, Etc.
(Altos nombres sorete.)
Así siguieron por 20 minutos hasta él turno del último chico qué falta.
-"Nombre, él de boina?"-
-"...Asuza, Asuza Mukami, profesor."-
Sus ojos tristes miraron a los tuyos (color.), con su mirada examino tu cuerpo de pies a cabeza y parpadeó al ver moverte a su banco.
Tus manos se apoyaron en éste, él menor confundido te miró.Abrió los ojos un poco sorprendido al ver los tuyos, un destello rojo había en ellos, un escalofrío recorrió su espalda.
-"Un gusto en conocerte Azusa-kun, muy bien... Continuemos."-
Sonreiste angelicalmente, acomodaste tu cabello y volviste a tu lugar.
Azusa con los pelos de punta... Ese hombre no era humano, su aura emitía paz. Pero él chico sabía muy bien qué era una farsa para ganarse la confianza de todos.Su aura era muy notoria, así qué sus hermanos y los Sakamakis se enteraron de la nueva presencia.
Una sensación de tomar su sangre llegaron al ver la pequeña herida qué tenía en su dedo.Te cortaste con el filo de la hoja, no te importo en lo mínimo, tu mirada examinó a tus alumnos. Se encontraron con los ojos apagados, los demás no se enteraron por qué copiaban de la pizarra.
Tu mano fue a la herida, tus dedos abrieron más la lastimadura. Lo suficiente para qué saliera un poco de sangre, viste como Azuza abrió los ojos al sentir el exquisito olor.
Él chico al ver tu acción, tenias ganas de tirarse encima tuyo y dejarte seco. Contuvo su sed de sangre apretando su escritorio, un gemido silencioso(¿ sonó en su garganta, su frágil figura tembló, su olor era muy atrayente.
Él quería probarla, hace años qué no probó una sangre limpia, la de las últimas novias era tan asquerosa qué ni se atrevía ni olerlas.
Pero la tuya, parecía pura, quería el sabor metálico en su paladar.