Reír hasta que nos duelan las costillas

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Para una experiencia más placentera —según yo—, reproduce “Ribs” de Lorde mientras lees.

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La canción acabó, con ambas respiraciones agitadas y ojos fijos en la otra. Rostros sonrientes y miradas sonrojadas acompañaban el inicio de una nueva canción…

Amity no sabía que pasaría, pero simplemente se acercó más a Luz. Pecho con pecho, casi abrazadas; le dio aquella suave sonrisa que Luz tanto había anhelado volver a ver y recibió una igual a cambio.

Hermosa y cálida, iluminada por la magia de las luces. Amity quería acariciar aquellas mejillas morenas y acurrucarse entre sus brazos para dormir, pero se resistió un poco y empezó a balancearse muy suave al ritmo de la música.

Rápido y suavemente, las manos de la humana se acoplaron a su cintura con una delicadeza irreal. Luz era tan suave, que apenas podía sentirla, pero era suficiente para que su rostro brillara rojo en alegría.

Amity suspiró, acomodando sus brazos sobre los hombros de Luz. Estaban más cerca que nunca y eso la tranquilizaba… a la vez que hacía que su corazón latiera rápido.

Frente con frente, nariz con nariz y los ojos cerrados.

La canción se intensificó cada vez más y con ella, el tembloroso agarre de Amity en los hombros de Luz. La estrujó, suavemente primero, pero pronto comenzaría a dolerle a la humana.

La Blight parecía querer llorar, como si quisiera estallar en lágrimas... Aunque era feliz justo en ese momento, el peso sobre sus hombros seguía siendo enorme y la frustración solo parecía acumularse.

—Dime que puedo confiar en ti, Luz.

—Amity… —la humana susurró, tan suave, tan reconfortante.

—Quiero confiar en ti… sé que quiero…

Luz pasó su mano por la espalda de la chica. Sus dedos acariciaron lentamente su espina, mientras que dejaba un corto beso en la mejilla de Amity. Amity soltó sus hombros y se miró apenada, desviando su vista.

—Claro que puedes, estoy aquí hoy para demostrártelo. No te dejaré sola. Elijas lo que elijas, yo estaré para ti.

—No hay elección para mí —escondió su rostro en el pecho de Luz. Los balanceos lentos al ritmo de la música se detuvieron hacía ya rato—. Me gustaría ser tan valiente como tú… Y poder darle un alto a todo lo que mis padres eligen por mí, pero…

—No soy tan valiente como aparento, Amity… Y tu eres mil veces más valiente de lo que crees.

Luz la abrazó y su mirada despidió a Amity con amargura. Luz también temblaba un poco.

—Déjame solo… olvidarme de todo —dijo Amity—. Mañana voy a equivocarme, haga lo que haga… Ahora solo quiero pasarlo contigo y no preocuparme.

Las palabras de Amity le dolieron, pero se lo tragó.

—También quiero pasarlo bien…

Amity solo quería ignorar y olvidar, por primera vez en mucho tiempo; quería dejar de preocuparse, hasta que tuviera que volver a tomar las riendas de su vida al día siguiente.

Los restos del GromDonde viven las historias. Descúbrelo ahora