IX

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- ¡cállate! me duele la cabeza. - 

- explícame,  ¿Qué es eso de "negocios"? - dice Mew ya un poco alterado.

- no hay nada qué explicar, solo escuché que se había casado por negocios. - dijo indiferente Kaownah, llenando su boca de comida para ya no hablar con Mew.

Mew quedó en silencio, asimilando lo que le acaba de decir su amigo. De pronto, saltó de su asiento y se dirigió a donde estaba Kaownah.

- ¡Gracias! ¡gracias! te amo, hermano. - dice Mew mientras besaba las mejillas de Kaownah. Sin más se retiró de la cocina.

- ¿A dónde vas? - pregunta Kaownah.

- iré a verlo, necesito hablar con él. - dice Mew desde su habitación, puesto que se estaba preparando para salir.

Al escuchar las palabras de Mew, Kaownah se paró de inmediato y caminó hasta la habitación en dónde se encontraba. Vio que Mew estaba buscando ropa, aunque tenía demasiada, no se decidía; a Mew, al parecer la noticia le alegró, ya que tenía una enorme sonrisa en el rostro.

- ¿Qué harás? - pregunta curioso Kaownah.

- Es un matrimonio por negocios... -

- eso lo sé, yo te lo dije. - interrumpe Kaownah.

- solo escucha. - dice Mew volteando a ver a su amigo, al tener su atención, continuó. - en cualquier matrimonio por negocios, hay un contrato y cada contrato llega a su fin, tarde o temprano se tendrán que separar, ¿sabes lo que eso significa? - explica Mew con una sonrisa de oreja a oreja.

- Mew, escucha tú ahora. - dice Kaownah acercándose a Mew, lo agarró del hombro y lo invitó a sentarse a la orilla de la cama. - entiendo tu entusiasmo, pero piensa, razona, usa tu cabeza y no el corazón, no te dejes llevar por el calor del momento. Dices que tienen una hija, es ilógico tener hijos con una persona que no ames y es demasiado cruel tener hijos por negocios.

- lo sé, lo sé... pero existe la posibilidad de que haya sido parte del contrato. - dice Mew quitando la mano de Kaownah sobre su hombro.

- no sé la razón, pero existe una de que hayan decidido tener una hija. Mew entiende, son una familia, por favor piénsalo bien y no hagas ninguna tontería. - pide Kaownah.

El silencio hizo eco en toda la habitación, borrando la sonrisa que hace un instante, Mew llevaba en el rostro.

- regresemos a España, es mejor estar ahí. - intentó persuadir Kaownah.

- no lo haré. - se pone de pie. - tú sabes mejor que nadie por qué me fui. Pudo pasar por mi mente el renunciar al saber que estaba casado, pero a ahora que sé que es por negocios... no lo haré. No me iré. - Dijo Mew. Kaownah nunca lo había escuchado hablar de esa forma, tan decidido a hacer lo que quería.

- es inútil tratar de convencerte, solo te pido que pienses lo que harás... por ahora, vamos a terminar la comida, tengo hambre. - dice Kaownah posando una mano sobre su estómago.

Mew sonríe y sigue a Kaownah hasta la mesa.

*

- no te muevas. - Gulf se encontraba cerca de la puerta arreglándole la corbata a su esposo. Lo hacía cada mañana. - listo. - dice Gulf al terminar.

- Gracias. - dice Bright antes de dejarle un beso en los labios a Gulf. 

- cuídate. - dice Gulf devolviéndole el beso a Bright.

Gulf cierra la puerta cuando su esposo se retira por ella y suelta un suspiro.

- papá, ¿podemos ir al centro comercial? - pregunta Azul quien esta tomada de la mano de su nana, una mujer de mediana edad.

- ¿por qué quieres ir al centro comercial? - dice Gulf acercándose a la niña.

- le dije a tío Mew que colgaría el dibujo en la sala. - explica Azul.

- ¿te gusta tanto el dibujo? - Gulf se puso de cuclillas. Azul asintió como respuesta.

- quiero comprar el marco más bonito del mundo. - dijo la niña, extendiendo sus manos, haciendo reír a los presentes.

- bien, vamos. - dice Gulf, dirigiéndose a la salida.

Al abrir la puerta, se sorprende al ver a Mild a punto de tocar. Mild tenía una expresión preocupada, lo cual intrigó a Gulf.

- ¿estás bien? - preguntó Gulf preocupado.

- tu, ¿estás bien? ¿en dónde está? le romperé el hocico. - dijo frenético, ignorando la pregunta de Gulf.

Desde la noche anterior, que Gulf le dijo todo lo sucedido a Mild, éste no paraba de decir "le romperé el hocico", haciendo reír a Gulf. 

- está aquí ¿verdad?, déjame entrar, lo mataré a golpes. - continúa Mild al no recibir respuesta alguna de Gulf. Mild quería golpear a Mew, porque se sentía culpable por todo lo que Gulf había sufrido y por las lágrimas que este había derramado.

Azul y su nana se quedaron sorprendidos al ver la conducta de Mild. Pero no interrumpieron.

- Mild, cálmate. - Gulf trata de calmar a Mild. Desde la noche anterior, Mild se puso ansioso por golpear a Mew, hasta el punto de querer salir a mitad de la madrugada a buscarlo, solo para golpearlo.

- ¿estas bien? ¿te hizo algo? - preguntó Mild mientras examinaba de pies a cabeza el cuerpo de Gulf.

- no seas paranoico y acompáñanos. - responde Gulf con una sonrisa o tal vez burlándose mentalmente de Mild.

Los cuatro se montan al auto, Guld indica la dirección y el chofer pone en marcha el auto.

Fue difícil para Gulf mantener calmado a Mild, puesto que éste no paraba de maldecir y amenazar de muerte a Mew. En todo el recorrido Mild no dejó de hablar.

- Mild ¿quieres ver mi dibujo? - habló Azul, tratando de obtener la atención de Mild, porque desde que llegaron al centro comercial no le había dirigido la palabra.

Mild soltó un suspiro antes de responderle a la niña. - ¡claro! - dijo con una sonrisa.

Azul extendió su dibujo ante Mild, claramente orgullosa del dibujo.

- mi tío Mew me lo dio. - expresó la pequeña.

Al escuchar aquel nombre, la sangre de Mild hirvió, sin cordura alguna, expresó:

- ¡¡él no es tu tío!! -





NO TODO ES FÁCILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora