VII

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"así que eres tú" pensó Mew. "si tú eres la hija de Bright, entonces, él es..."

- no corras, te lastimarás. - dijo Gulf, arreglándose el cuello de la camisa, saludando a la visita. Inmediatamente, Bright se puso de pie.

- cariño, él es Mew, mi hermano. - dijo Bright, tomando a Gulf de la cintura.

"Hermano" pensó Gulf, sonriendo amablemente.

"¿que acabo de ver? ¿Bright lo besó? ¿en los labios?" pensó Mew, incrédulo a lo que veía.

- Mew, él es Gulf, mi esposo. - Se dirigió a Mew.

- ¿tu... tu esposo? - titubeó Mew.

- ¡sí! y ella es Azul, nuestra hija. - dijo con tal euforia, que la sonrisa que se formó en su rostro era enorme. Azul jugaba con sus abuelos.

Mew estaba sorprendido, no podía procesar toda esa información junta, Mew lo sintió como un balde de agua fría caer sobre su cuerpo. Pero Gulf se veía calmado y relajado ante la situación, alterando y confundiendo más a Mew, porque esta situación lo volvería loco.

Mew volteó a ver a Azul y la sostuvo entre sus brazos.

- así que, después de todo, soy tu tío... pude haber sido... -

- un extraño. - Mew fue interrumpido por Gulf.

- ¿ya se conocían? - indagó Bright, sorprendido.

- Azul vio una foto sobre tu escritorio, lo reconoció en el parque y fue a saludarlo. - explicó Gulf.

- ya veo. - dijo Bright.

En eso, llegó la mujer del servicio doméstico a dejar té y sirvió una taza a cada uno. A Azul no le gusta tomar té, así que decidió retirarse de la sala. Los abuelos y los padres de la pequeña, solo sonrieron ante la acción de la niña, dejando a Mew confundido.

- Querido... - se escucha la voz de Gulf.

"¿querido? ¿querido? a mí siempre me llamaste por mi nombre" piensa Mew, Gulf había pronunciado varias palabras después de querido, pero solo esa palabra había predominado ante los oídos de Mew.

- disculpen. - dice Mew, poniéndose de pie.

- ¿a dónde irás? - dice el padre de Mew.

- iré a fumar. -

- no lo hagas dentro de la casa. - se dirige Gulf a Mew.

Mew no responde y se retira de la sala, buscando un lugar en donde poder fumar.

Mew caminaba en el jardín, admirando la hermosura de este. Mew dejó salir el humo mirando al cielo, relajándose en el proceso.

Una voz chillona y desafinada, pero tierna, llegó a sus oídos, lo cual llamó su atención.

-ea oh, ea oh. -

Mew siguió buscando por el jardín, hasta que vio la dueña de esa voz. Mew se llevó su cigarrillo por último vez a su boca, lo apagó luego se acercó a Azul, quien se encontraba sentada pintando y cantando a todo pulmón, no importando si era afinada o no, ella disfrutaba de su canción.

Mew acarició la cabeza de Azul, la pequeña levantó el rostro y sonrió al ver a Mew. A Mew le parecía lindos los rizos de la niña y jugueteó con ellos, estiró un pequeño mechón en línea recta, al soltarlo, este se encogía en forma de espiral, repitió un par de veces la misma acción, esbozando una sonrisa. ¡sí que era divertido!

La niña restó importancia a los actos de Mew, estaba acostumbrada a que los adultos jugaran con sus rizos. Azul siguió pintando y cantando.

Al dejar de jugar con el cabello de Azul, Mew echó un vistazo a los dibujos de la pequeña, notó que siempre dibujaba lo mismo, siempre dibujaba dragones, grandes o pequeños, en pareja o solo, pero siempre eran dragones.

- ¿te gustan los dragones? - preguntó Mew dejando los dibujos sobre la mesa.

- sí, son lindos. - respondió la niña con una gran sonrisa.

- lo son. - agregó Mew tomando asiento al lado de la pequeña. Mew tomó un papel y lápiz que Azul no usaba, comenzó a dibujar.

- antes de dormir, papá siempre me cuenta una historia de dos dragones. - comentó la pequeña sin levantar el rostro de su pintura.

Mew estaba a punto de hablar, pero la pequeña habló primero.

- papá nunca ha querido decirme cuál es el regalo que le dejaron al dragón...- dijo posando su rostro sobre sus manitas. - papá dice que lo entenderé cuando sea grande. - agregó con una sonrisa en el rostro.

- solo debes ser paciente y esperar a crecer. - dijo Mew acomodando el cabello de Azul. - puedes contarme la historia si quieres, puedo ayudarte a decif... - Mew fue interrumpido por el grito de Azul.

- ¡WOW! es muuuy lindo. - dijo Azul con euforia extendiendo los brazos.

- ¿te gusta? es para ti - peguntó Mew, mostrando el dragón que había dibujado.

- ¡me encanta! - gritó la niña con entusiasmo. - lo colgaré en la sala, para que todo el mundo lo vea cuando venga a casa. - dijo Azul junto con movimientos exagerados.

Mew dibujó los últimos detalles del dragón y se lo entregó a la pequeña.

- la cena está servida. - dijo Gulf acercándose a Azul. - ve a lavarte las manos. -

La pequeña bajó se su asiento de un brinco, alarmando a Mew, que por defecto se puso de pie. Azul admiró una vez más el dibujo que Mew le había dado, esbozó una sonrisa y abrazó la pierna de Mew.

- ¡gracias tío Mew! - sin más, la pequeña se echó a correr. Ignorando como siempre los gritos de Gulf.

Gulf suspiró y negó con la cabeza, dispuesto a retirarse, la voz de Mew lo detuvo.

-tienes una hija maravillosa. - dice Mew rascándose la parte trasera de la cabeza.

- lo sé. - contesta Gulf sin voltear a verlo. - gracias. - agrega Gulf retirándose de inmediato.

"No quiere ni hablarme ¿me guardará rencor?" pensó Mew.




Un capítulo más por hoy, en muestra de mi gratitud por ser paciente y haber esperado.

NO TODO ES FÁCILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora