XXIV

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- ¿no piensas decirme lo que pasa? - habla Kaownah. Ya era de noche que, al terminar la fiesta de cumpleaños de Azul, ambos amigos se devolvieron al apartamento.

Mew sigue en silencio con la cabeza gacha, con la mirada fija en el piso, quería entender todo, pero ¿cómo hacerlo?

- bien, no lo hagas, pero déjame decirte que ser fuerte no se trata de callar ni ocultar que lo que sientes. - dice Kaownah ante el silencio de Mew. - en mí siempre encontrarás a alguien que te escuche, aunque tu no hagas lo mismo. - Kaownah sonrío y entró al apartamento, dejando a Mew parado al lado de la puerta.

Mew soltó un suspiro, estiró su mano para alcanzar el pomo de la puerta y cerrarla, se suponía que debía entrar, pero cerró la puerta estando él afuera. Metió la mano al bolsillo, encontrándose con su cajita de cigarrillos, por lo que decidió subir a la azotea a fumar y contemplar la hermosura de las estrellas.

Tomó las escaleras en vez del ascensor, quería dejar de pensar, quería que sus pensamientos lo dejaran en paz. (la felicidad en un anillo de diamantes... solo quería que me amaras.) La voz de Gulf hacía eco en la cabeza de Mew, torturándolo en un dolor de cabeza.

(el hombre que amo.) - ¿cómo puedo cambiar eso? - susurró Mew, mientras subía peldaño por peldaño.

- ¿puedo pensar que hay mentiras en tus palabras? - dice Mew abriendo la puerta que daba a la azotea del edificio.

Mew prendió un cigarrillo y comenzó a fumar, alzando la vista dejó salir el humo, al mismo tiempo un par de lágrimas. La noche era fría y silenciosa, pero a Mew no le importó, había roto su propio récord esa noche, había perdido la cuenta de los cigarrillos se había fumado en las horas que llevaba sentado en ese lugar, mientras contemplaba las estrellas, esperando a una fugaz para pedir un deseo. - pero que tonto, un adulto creyendo en cosas de niños. – dijo sonriendo y negando con la cabeza.

- ¿sería todo diferente si no lo hubiera escuchado hablar con Mild? - preguntó Mew a la luna, redonda y brillante, siendo ella su única confidente en esa noche. - ¿debería irme o aceptar... su amistad? - susurró sin apartar la mirada en la luna.

(si vas a escuchar conversaciones ajenas, por lo menos asegúrate de escucharlas completas.) nuevamente las palabras de Gulf retumbaron en su cabeza.

- Mild... ¡MILD! - gritó Mew con alegría. Sin perder tiempo, Mew se movió de aquel lugar en donde se encontraba sentado, para bajar corriendo las escaleras. Quería obtener respuestas y Mild las tenía.

(conversaciones completas) pensó, Mew tenía tan solo un fragmento de esa conversación, pero Mild la tenía completa, por lo que Mild era la solución.

Mew corrió escaleras abajó, corrió lo más rápido que pudo, aunque era más lógico usar el ascensor, pero en ese momento no tenía cabeza para pensar. Mew paró en seco al estar fuera del edificio, cuando un pensamiento pasó por su cabeza.

- no sé en donde vive. - dijo limpiándose el sudor de la sien, estaba tan apresurado que olvidó que no sabía a donde ir.

- Mild es modelo de Gulf, por lo que estará en la tienda. - habló Mew consigo mismo.

- es tarde, iré mañana. - dijo cuando vio la hora en su reloj. Respiró profundo, recuperando el aliento después de correr como loco y volvió a entrar al edificio para dirigirse a su piso.

*

El reloj marcaba a las 2:49 am y Gulf no podía conciliar el sueño, por más que intentaba olvidar y dormir, las palabras de Mew rondaban una y otra vez en su cabeza. Apartó lenta y cuidadosamente la mano de su esposo que rodeaba su cintura; antes de levantarse observó a su esposo dormir, preguntándose qué había hecho para merecer a un hombre maravilloso como Bright.

Gulf salió de la cama y se dirigió a la cocina a prepararse una taza de té.

(¿mantuviste nuestra relación en secreto porque sentías inferioridad por el dinero? ¿te fuiste por esas palabras?) Gulf se cuestiona mientras prepara té.

- ¿qué clase de persona crees que soy? - dijo con enojo, le enojaba pensar que Mew lo considere interesado.

- ¿tu amor por mí era tan miserable? si es que alguna vez humo amor. - habló entre susurros. - ¿por qué te empeñas en joderme la vida? - habló con ira, golpeando la mesa con el puño.

- ¿quién está empeñado en hacerlo? - Gulf volteó en seguida al escuchar la voz de Bright, ¿desde cuándo estaba ahí?

- querido. - habló Gulf con nerviosismo.

- sé que algo te atormenta, te he observado durante días y no eres el mismo, sabes que puedes confiar en mí. - habló Bright mientras se acercaba a Gulf. - ¿hasta cuándo me guardarás secretos? - preguntó.

- no hay secretos. - dijo Gulf con una sonrisa.

- entonces ¿por qué no sabía lo de tu alergia? ¿por qué no sé nada sobre el padre de Azul? - dijo Bright. Al escuchar lo último, el semblante de Gulf cambió.

- quiero estar solo, ¿me puedes dejar solo? - habló Gulf, dándole la espalda a su esposo.

- puedo ayudarte, deja de sufrir solo. - dijo Bright, acercándose a Gulf.

- él ha vuelto. - susurró Gulf, pero lo suficientemente fuerte como para que Bright escuchase.

- dime ¿quién es? - dijo Bright con seriedad.

- eso no importa... -

- ¿por qué insistes en guardar el secreto? estoy cansado de que no confíes en mí. - habló Bright molesto, elevando su voz. Saber que el padre de Azul se encontraba cerca, le enfadaba. - somos un matrimonio y en un matrimonio no debe de haber secretos. -

Gulf, permaneció en silencio, volteó a ver a Bright negándose a hablar.

- ¡¡DIME!! tengo derecho a saber, soy tu esposo. - gritó Bright, molesto por el silencio de Gulf.

- no me casé porque quise, si por mí hubiese sido, nunca me hubiera casado con alguien a quien no amo... - habla Gulf, pero fue interrumpido por la bofetada que recibió por parte de Bright. Gulf llevó su mano a su mejilla.

- ¿por qué ni siquiera sé quién fue el que te jodió?... ni siquiera sé quién es el padre de tu hija... aún lo amas, ¿verdad? - Bright estaba molesto.

- estamos diciendo cosas sin sentido... hablemos mañana, si seguimos hoy acabaremos hiriéndonos. - habló Gulf con serenidad. - dormiré en la habitación de visitas. - sin más. Gulf salió de la cocina.

- ¿por qué hice eso? - pregunta Bright, sin entender sus acciones. Siempre sabía contralar su temperamento, pero algo en él falló. Antes de salir de la cocina, pateó la silla con enojo.

NO TODO ES FÁCILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora