Mew cierra la puerta y se acerca lentamente a Gulf, no quería incomodarlo, pero estaba preocupado por Gulf.
- gracias... por recordar mi alergia al chocolate. - dice Gulf con una voz ronca.
- ¿por qué no se lo has dicho? - pregunta Gulf después de una pausa. - lo que hubo entre... nosotros. - aclara Gulf al ver que Mew fruncía el ceño sin entender la pregunta.
- si yo fuera Bright no me agradaría la idea de que venga el idiota del exnovio de mi esposo a contarme de su pasado. - explica Mew encogiéndose de hombros. - y tu ¿por qué no se lo dicho? - Mew hace la misma pregunta.
- mi pasado no es algo de que sentirme orgulloso. - dice Gulf. - te pido que permanezca así. -
- ¿podemos tener una charla? - pide Mew. - por favor. - agrega ante el silencio de Gulf.
Gulf suelta un suspiro, dispuesto a hablar, la puerta se abre, dejando a ver a Bright.
- regresemos a casa. - dice Bright al entrar.
- ¿cómo supiste que era el chocolate? - preguntó Bright mientras conducía.
- ¿eh? - Mew levanta la vista, apartándola de la pantalla de su teléfono.
- a noche me ofreció un chocolate y le comenté sobre la alergia. - intervino Gulf.
- ¿por qué yo nunca lo supe? - dijo Bright.
- porque nunca me has dado un chocolate. - bromeó Gulf, pero Bright volteó a verlo, encontrándose con la sonrisa de Gulf. Bright sonrió. Haciéndole pasar un momento realmente incómodo a Mew, no sabía que quería más, si desaparecer o desaparecer a Bright.
El auto se detuvo frente al edificio en donde vivía Mew. -iré a ver a Azul mañana. - dice Mew mientras se bajaba del auto.
- a ella le hará feliz verte. - dijo Bright. Mew agradeció y se dirigió a su piso.
Al adentrarse a su apartamento, se dio cuenta que Kaownah se encontraba esperándolo con los brazos cruzados.
- ¿por qué no te dignas a responder mis llamadas y mensajes? - dice Kaownah furioso, parecía una novia toxica reclamándole a su hombre.
- ¿y ahora qué quieres? - dijo Mew, sacándose los zapatos.
- debemos regresar a España lo antes posible, tenemos una junta por los nuevos inversionistas. - explica Kaownah.
- ¿y qué pasa con mi representante? ¿él no se puede hacer cargo de eso? - dice Mew, rehusándose a regresar a España.
- no seas idiota, Mew, son. nuevos. inversionistas. - dijo Kaownah. - nos iremos mañana a primera hora. - dictaminó Kaownah.
- bien, pero primero iré a ver a Azul. - accedió Mew.
- ¿no dijiste que la verías hoy? - preguntó Kaownah, yendo detrás de Mew a la cocina.
- no, no pude verla. - dijo Mew, abriendo el refrigerador, hurgando en él.
- Mew, piensa en lo que haces, que se hayan casado por negocios no te da el derecho de interferir en su matrimonio... recuerda, tienen una hija. - habló Kaownah, quien se encontraba preocupado por Mew desde el momento en que regresaron de España. Kaownah había tratado de impedir el regreso, pero no pudo hacer nada ante el terco de Mew, ahora su nuevo objetivo era llevarlo de regreso a España, antes de que pasara una tragedia. Sí, Kaownah tenía miedo por su mejor amigo.
- lo sé. - fue lo único que dijo Mew antes de llenar su boca con lo primero que encontró en el refrigerador.
*
- querido, ¿te has puesto a pensar en lo que dijo el monje en el templo? - preguntó Gulf, mientras enjaguaba el shampoo del cabello de Azul.
- los monjes son sabios, por lo que sus palabras son un consejo para con nosotros. - responde Bright.
- pero, ¿sabes el significado de ese consejo? - pregunta Gulf, quien desde que salieron del templo, aún con todo lo que pasaron por el resto de la mañana, no había dejado de pensar en aquellas palabras.
- abarca en diferentes ámbitos, por ejemplo... - Bright hizo una pausa para pensar en sus siguientes palabras. - tus diseños, dijiste que en cada evento tienes miedo a que nada te salga bien, pero siempre al final resulta ser todo un éxito y si dejaras que el miedo te domine, no serías el gran diseñador que serías hoy. - explicó Bright.
- es muy probable. - dice Gulf. Gulf saca a Azul del agua y se la entrega a Bright, quien ya se encontraba listo con una toalla para recibir a la pequeña.
- nooo. - expresó la pequeña, quien no quería salir del agua. Pero fe llevada por su padre a la cama para ser vestida con su pijama.
- papi, quiero escuchar un cuento. - dijo la pequeña mientras daba pequeños brincos sobre la cama.
- no, papá ya me pertenece, tu duérmete. - dijo Bright abrazando a Gulf desde atrás.
La pequeña hizo un puchero, cruzando los brazos se dejó caer sobre la cama. Provocando que ambos padres sonrían.
- me lo llevaré ahora. - continuó Bright.
- ¿cuál quieres escuchar? - preguntó Gulf y ahora quien hizo un puchero fue Bright.
- dragón. - dijo Azul, metiéndose bajo las sábanas, sonriendo victoriosa por haberle ganado a su padre.
- estaré en mi oficina. - Bright besa el cuello de Gulf y se acerca a Azul para dejarle un beso en la frente. - te amo. - dice Bright acariciando el cabello de Azul. La pequeña devolvió el gesto, dándole un beso a Bright en la mejilla.
- ¿tanto te gusta esa historia? - susurra Gulf al acercarse y sentarse junto a Azul.