12.La gota de agua que da la nube como regalo para la flor

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Martes  2 de noviembre de 2021

Mindy

5:14a.m. 

Es la hora a la que me levanto desde que tengo uso de razón. 

Los tacones de mi madre resonaban por todo el pasillo, a esta hora debería estar poniéndose los aretes, caminaba enfrente de mi cuarto cuando lo hacía. Parpadeé un par de veces para recomponerme y poder sentarme en la cama, deshice las trenzas que llevaba, pasando mis dedos por mi cabello para desenredarlo, aun sentía como los ojos se me cerraban, pero luché con el impulso de volver a la cama con Isabella. 

Voltee para verla y mis labios se curvaron en una media sonrisa, ella estaba acurrucada con las rodillas tocando su pecho, el cabello que le llegaba a la cadera, estaba esparcido por su lado de la cama y cubriendo parte de su cuerpo. Isabella masticaba al dormir y a veces balbuceaba, justo como ahora. 

No está diciendo realmente nada pero es adorable de ver, la tapé hasta el cuello y me di la vuelta para salir de mi cuarto sintiendo el frio del piso recorrerme desde los talones a la espalda cuando toqué el suelo, me pare enfrente de mi puerta y justo alas 5:15a.m. mi madre golpeo 3 veces la puerta. 

Sali al pasillo con mi madre, ella ya estaba perfectamente vestida, su cabello apenas le llegaba a los hombros y estaba alisado y recto, perfilando su rostro, su boca se torció en una mueca cuando vio que estaba desalineada (siempre lo estaba para ella de todos modos)

Dirigió su mirada a mi cuarto y el disgusto apareció en su rostro cuando vio a la niña de cabello rojo que descansaba en mi cama. 

—No puedo esperar a que este circo acabe para que tu relación con esa chiquilla se termine—dijo con voz desdeñosa en un susurro más alto de lo que debería ser, inconscientemente rodé los ojos, acción que no pasó desapercibida por mi madre que me tomo del rostro y me dio dos palmaditas en la mejilla que no llegaban a ser una bofetada, pero si me hacían poner una expresión de incomodidad. Su voz estaba tomando un tono agudo y condescendiente cuando volvió a hablar—¿Estas desarrollando sentimientos reales por ella? Oh, Melinda, hija, cuando esto termine te conseguiré una novia mejor.  

—Madre, no quiero una novia después de esto—Dije sosteniéndole la mirada, evitando mirar en dirección a isabela. Su mano que antes estaba en mi mejilla se abrió sobre todo mi rostro, clavando de manera leve su índice en una mejilla y el pulgar en la otra, jiro mi rostro en diferentes ángulos viendo meticulosamente mis facciones. 

—Ciertamente si no bajas un poco de peso no lograre conseguirte algo mejor, cariño—Me soltó sin decir nada más, paso a mi lado y se alejó hasta que pude escuchar sus tacones golpeando la escalera. 

Una parte de mi me decía que necesitaba calmarme y una parte de mi retorcida mente quería correr hasta ella para clavarle las uñas en el cuello y desgarrarle la garganta, así tal vez no aborrecería tanto sus palabras. 

Pase mis manos por mi rostro antes de entrar al cuarto y ver a Isabella con los ojos apenas llorosos viendo al techo, atenta a las flores que me ayudó a pintar hace unos meses. 

—Así que, ¿Estas desarrollando sentimientos por mí?— Dijo con un tono burlesco, pero somnoliento, no debería tener mucho despierta, se notaba por la forma en la que movía los labios antes de hablar, formulando la palabra y practicándola antes de que cualquier sonido saliera de esta. 

—¿Quién te dijo? —Me acosté a su lado, tapándonos a las dos, acercándome con la excusa de darle calor porque el frio no le gustaba. Sonreí acercándome para besarle la punta de la nariz y aprovechar un poco para rozar nuestros labios un instante para después levantar la vista y verla a los ojos. Estaba viéndome con los ojos bien abiertos y la cabeza recargada sobre la almohada, observándome desde abajo. 

Noche estrellada; Así es como quiero morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora