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Delicados besos llenos de amor.

Caricias tiernas.

Miradas que reflejan el anhelo y el amor hacia la otra persona.

Las yemas de sus dedos rozando y delineando delicadamente el cuerpo suave y pequeño de su novio con amor sobre la fina tela de su pijama, sin segundas intenciones, simplemente sonriendo como un bobo enamorado que admiraba el rostro estrellado y dormido de Felix.

Decir que no lo amaba era una mentira, un total embuste a su amor y lo que conllevaba con él por que lo amaba más de lo que se podría amar a él mismo. Chris amaba cada pequeña parte de Felix, sus ligeramente abultadas mejillas llenas de bonitas pecas muy parecidas a las casi imperceptibles que él tenía adornando su pálido rostro, amaba sus pequeñas manos suaves que encajaban perfectamente con las suyas sintiendo sus pequeños deditos contrastando con los suyos, su mirada chocolatada de una brillantez exagerada que expresaba lo que era por dentro y por fuera, que daba a entender que aquel brillo era pureza e inocencia por partes iguales.

Si Felix algún día tomaba la decisión de marcharse de su vida eso era lo que quería recordar siempre de él... Guardar cada pequeño detalle, defecto e imperfección que frente a sus ojos lo hacían perfecto, algo tan perfecto que podía tener en sus brazos para amar aunque fuera de manera efímera hasta que, quizás, Felix se fuera.

Él lo sabía, no era un tonto ingenuo, sabía mirar a su alrededor y darse cuenta de todo, todo eso que no diría porque también quiso ser egoísta y solo quería un tiempo más, solo un poco más tiempo para poder amar a su novio.

Quería guardar esa imagen y ese sentimiento del menor siempre sin importar nada.

- Cariño, ¿que haces? - La ronca voz de un Felix recién despierto lo sacó de sus pensamientos -

- Admiraba lo hermoso que te miras dormido respondió con sinceridad – Eres hermoso

Felix se sonrojo por la visible franqueza en las palabras del mayor y frunció la nariz abrazando el cuerpo de su novio con su cabecita escondida en su cuello.

La risa del mayor lo recibió antes de sentirse apresado entre sus brazos, la calidez llenando su cuerpo pero extrañamente no llenando su corazón y ante el pensamiento se aferró más a su cuerpo haciendo sonreír al mayor enternecido por las razones equivocadas.

Un casto beso fue dejado en su platinada cabellera antes del comienzo de la decadencia.

- Te amo Lix - dijo en un murmuro que sacudió el corazón del más pequeño pero no de la manera que creemos -

- ¿P-por qué tan de repente?

- No hay razones, solamente quería decirlo

- Felix negó antes de separarse del mayor y mirarlo con una sonrisa – Tengo hambre...

Y sí, todo empezó desde ahí.

Algo dentro de ambos para ese momento se rompió, un "yo tambien" esperado que nunca llegó y el arrepentimiento de no haberlo dicho.

Felix no lo entendió, las palabras se quedaron atoradas en su garganta sin poder decirlas, como sino fuera correcto contestarle algo así y antes de siquiera poder decir algo más salió de la habitación rumbo al baño a hacer su respectivo aseo personal matutino y posteriormente a la cocina como una forma de huir, en donde se dio el tiempo de pensar y relajarse, comenzando a pensar que en poco tiempo tendría que ir a la universidad aunque realmente no estaba pensando en nada, solo movía la cosas por la cocina con inconsciencia.

Una Extraña Historia | MinLix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora