Una Extraña Historia | MinLix

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Días, días en los que diferentes cosas y acontecimientos ocurrieron, habían pasado rápido, bastante rápido para el gusto de algunos y por fin, Era el día. Ese día que todos estaban esperando para divertirse sin límites.

Nervios, emoción y mucha mucha añoranza era lo que tenían todos aquellos jóvenes que esperaban con ansias aquella reunión que celebraba el casi y muy cercano matrimonio de sus queridos amigos, conocidos de amigos, amigos, amigos de amigos estaban a la esperanza de ello.

Felix estaba algo estresado por que jamás fue de asistir mucho a fiestas ni lugares con mucha gente desconocida. Le gustaban las fiestas sí, pero cuando estaba en ellas le parecía todo un verdadero infierno, sumandole la insistencia y los recordatorios diarios que hacían sus amigos acerca del acontecimiento lo abrumababan más por el simple hecho de que no podría negarse a asistir, al menos no a esas alturas cuando ya solo faltaban horas para dicha fiesta y ya no tenía la oportunidad de hacerse el enfermo o de inventarse una excusa para no ir
.

Todos estaban felices y escogiendo desde horas tempranas lo que se pondrían y muchos otros esperaban pacientemente la hora, mientras que Mina y Chaeyoung, - las anfitrionas de la casa en la que sería la fiesta - preparaban todo detalle, desde las botanas que habría, hasta el equipo de sonido que habían pedido y la música que pondrían y por que no también bebidas alcohólicas que por supuesto no podrían faltar nunca en una fiesta.

Los principales y la razón por la cual todo se había organizado tenían una mezcla de sentimientos diferentes entre felicidad por saber la clase de amigos tenían al preparar todo eso por ellos, hasta los horribles nervios por que sabían que poco a poco su momento en el que finalmente se podrían llamar "Mi esposo" estaba cada vez más cerca y eso no podía hacerlos sentir tan felices y nerviosos.

Sin embargo y nuevamente aunque habían grandes momentos de felicidad también existía la incertidumbre y el miedo.

Y dando un giro de perspectivas llegamos donde un Lee Minho seguía pensativo en las palabras de Chris, las cuales del todo no podía entender, es decir ¿Tenia planeado no volver? No, claro que él volvería pero si era así, ¿por qué le pediría algo así? Bueno, no lo sabía pero creía que existía una gran razón para que eso fuera razonable, no obstante se sentía complicado, porque no se creía capaz de tener tanta fuerza de voluntad para dejarse de lado, quedarse con Felix estando al tanto de los errores y consecuencias que eso desataria y absorto tan dentro de sus pensamientos y su situación personal no se había dado cuenta que quizás había roto un poquito su promesa de no alejarse del rubio puesto que esos últimos días estuvo en su casa en su momento de soledad que hace mucho tiempo no tenía.

Ninguno de sus amigos se preocupó demasiado por que sabían que el Pelinaranja solía hacer eso de aislarse para estar solo y cuando eso pasaba respetaban su espacio dejándolo hasta que él solo decidiera volver, eso sí, cada tercer día le mandaba un mensaje a cualquiera de ellos avisando que estaba bien, por que ese era su trato, el podía estar bien solo pero tenía que avisarles que estaba bien. Y le agradecía al universo por darle unos amigos que no fueran unos entrometidos en su vida y lo supieran comprender, que supieran comprender cuando es un buen momento de individualidad.

De Felix por su parte no se podía decir lo mismo, él estaba acostumbrado a pasar los días pegado a Minho y a sus amigos como una garrapata así que cuando el mayor decidía tener sus momentos a solas se sentía abandonado, y aunque no solía pasar mucho, cuando pasaba, la ausencia del mayor le pesaba. Pero su momento feliz había llegado por que ese día iba a ver a Minho después de algún tiempo minimamente considerable para Felix de no verse.

Cuando su puerta fue tocada a eso de las tres con treinta minutos cuando ya estaba arreglado y listo salió casi corriendo escaleras abajo para ir a abrir la puerta viendo frente a él a un Minho arreglado y desbordando en estilo y belleza, sin dudarlo lo abrazó fuerte como si no lo hubiese visto por mucho tiempo, aferrando sus brazos alrededor del torso del mayor y dejando su mejilla contra su pecho, de alguna forma no estaba tan acostumbrado a su ausencia así que tomó eso como la razón del por que su corazón volvió a latir rápidamente sin explicaciones, aspirando el bonito olor que desprendía, se separó viéndolo sonriente.